Columnas

¿Qué hacemos con la inseguridad?

"No creer en segundas oportunidades no es el espíritu ecuatoriano"

Se siente entre nosotros un malestar constante y es la preocupación por la inseguridad que vivimos hoy y el miedo a que siga empeorando en el futuro cercano, por la situación que atraviesa el país.

Es importante que se facilite el comercio y la generación de empleo para que mejoremos nuestros índices de pobreza, pero la inseguridad es algo que se debe enfrentar directamente.

Bajo ningún concepto estoy diciendo que es la única causa pero, ¿no creen que puede tener algo que ver con que hace unos años las armas quedaron en manos de las personas que están dispuestas a infringir la ley, no solo teniéndolas, sino usándolas para otra cosa que no sea defensa personal?

Ciudadanos respetuosos de la ley, que cumplan requisitos integrales, portando armas, son lo que más temen los delincuentes.

Tengamos este debate, busquemos soluciones que vayan más allá de pedir penas más duras. Personalmente dudo mucho que los delincuentes lean el Código Penal antes de delinquir y me rehúso a pensar que seamos una sociedad que en vez de trabajar hacia mejorar el sistema de reclusión, de tal forma que reforme al infractor, preferimos encerrarlo más tiempo. No creer en segundas oportunidades no es el espíritu ecuatoriano.

Lo que sí debemos exigir es que las penas se cumplan, que a quienes sean capturados en delito flagrante no se los suelte y que entre los ciudadanos exista la certeza de que la ley se va a cumplir.

La plena seguridad de que los delitos serán castigados con todo el rigor de la ley y dar permiso a ciertos ciudadanos que cumplan una serie de requisitos para portar armas serían buenos pasos hacia el control de esta ola de delincuencia.

Hitler alguna vez dijo: “Para conquistar una nación, desarma a sus ciudadanos”. El monopolio del Estado sobre el porte de armas es más grave de lo que pensamos y no solo termina causando inseguridad, sino sumisión.