Iván Baquerizo: Dos visiones superpuestas

En lugar de exigir y dividir, eligieron dialogar y aportar
Un 20 de enero de 1961, mientras el mundo se debatía entre el comunismo soviético y el capitalismo occidental, asumía la presidencia de los Estados Unidos un joven y carismático líder: John F. Kennedy. Ese día pronunció una frase que trascendería su época: “No preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregunta qué puedes hacer tú por tu país”. No apelaba al Estado, sino al individuo. Fue un llamado al servicio y a la responsabilidad personal frente al facilismo estatal.
Esta semana, dos acontecimientos antagónicos retrataron esas visiones superpuestas sobre cómo enfrentar los problemas de una sociedad; la una, fracasada, que sigue creyendo que el Leviatán resolverá sus males, y la otra, virtuosa, que entiende que cada uno debe ser capitán de su propio destino.
Este lunes se presentaron los resultados de las primeras jornadas de Scholas Ocurrentes, organizadas por la Junta de Beneficencia de Guayaquil. Una iniciativa creada por el papa Francisco que busca que los jóvenes identifiquen sus principales preocupaciones y construyan juntos soluciones. Más de 300 jóvenes de 100 colegios se reunieron para escucharse, debatir y acordar. En lugar de exigir y dividir, eligieron dialogar y aportar. Fue un ejercicio cívico en su forma más pura; muchachos de entornos distintos que descubrieron que la empatía no es debilidad, sino fortaleza moral.
La jornada fue profundamente inspiradora. Ver a chicos de colegios públicos y privados, de barrios lejanos y realidades opuestas, trabajar juntos y presentar propuestas concretas, fue una lección de esperanza. Mientras la politiquería nacional se ahoga en el ruido, ellos eligieron la razón.
En contraste, en la Sierra Central, ciertos liderazgos insisten en el camino opuesto. Promueven la receta retrógrada de impulsar la tiranía de los subsidios perpetuos. Aquella falacia con la que se engaña a los rebaños colectivistas, disfrazando el privilegio de unos cuantos vivos bajo la máscara de una supuesta justicia social.
En los paros nacionales impulsados por la Conaie jamás se ha luchado por el derecho a trabajar y prosperar en libertad. Se ha luchado por una agenda que busca desestabilizar al Gobierno de turno para mantener privilegios políticos y económicos en detrimento del bien común. Son, hoy por hoy, las verdaderas oligarquías del Ecuador.
El economista norteamericano Thomas Sowell solía decir que “el fraude histórico más antiguo es el vender que la izquierda es la ideología de los pobres y los oprimidos”. Tenía razón. A lo largo del siglo XX, ese discurso se repitió lo suficiente hasta convertirse en dogma; políticos que ofrecen redención a cambio de obediencia, subsidios a cambio de libertad, y resentimiento a cambio de responsabilidad.
Mientras los jóvenes de Scholas aprendían a escucharse, los caudillos del paro bloqueaban carreteras. Los unos construyen, los otros destruyen y de esa diferencia depende nuestro futuro.
Kennedy lo entendió hace más de sesenta años, y los jóvenes lo recordaron esta semana; hay quienes quieren seguir medrando del país y hay quienes quieren servirlo. Y los países -conviene recordarlo- no se salvan cuando el Estado lo da todo, sino cuando los ciudadanos son libres para prosperar.
¡Hasta la próxima!