Víctor Manuel Rendón y el Bicentenario

Avatar del Guillermo Arosemena

El 2 de agosto de 1923, presentó en el teatro Olmedo...

Uno de los más ilustres guayaquileños tuvo larga y fecunda vida (1859-1940). Entre sus múltiples actividades se encuentran: escritor, biógrafo, médico, diplomático y autor de obras teatrales. Vivió varios decenios en París. Pertenecía a una familia con propiedades agrícolas. El 2 de agosto de 1923 presentó en el teatro Olmedo su obra teatral El Ausentismo (años atrás escribí sobre ella en Memorias Porteñas). Trata sobre un próspero productor de cacao que presionado por su esposa, traslada la familia a París para educar a sus hijos en la cultura francesa. 

El esposo nunca se acostumbró a vivir en esa ciudad, añoraba todo lo de su hacienda. Permanentemente discutía con su esposa, entre otros motivos, para expresar su desacuerdo sobre la forma como se educaba su hijo y comentar que dos jóvenes de “sangre azul” pero sin dinero, estaban tras sus hijas, por interés de su fortuna. 

Si alguien conocía el tema era el mismo Rendón. Debió estar en contacto con la mayoría de las familias guayaquileñas que vivían en París. 

Hace varios años hablé con el Directorio de la Sociedad Femenina de Cultura, para nuevamente presentar la comedia de Rendón. Se mostraron muy entusiastas. Les solicité el presupuesto y me propuse levantar el dinero entre mis amigos cuyos ancestros estuvieron vinculados con el cacao y otros que por tener empresas prósperas, podían contribuir. 

Lamentablemente, apenas uno se hizo presente y el proyecto fracasó. No esperé una reacción tan indiferente a un tema del Guayaquil de antaño.

Con motivo del Bicentenario, días atrás recibí la llamada de una amiga que forma parte del Directorio para retomar el proyecto. Me solicitó enviar nuevamente el texto de la comedia. No todas las damas que me recibieron la primera vez, continúan en el directorio. Ojalá ellas puedan levantar el capital necesario para hacer realidad una obra que fue vista por guayaquileños hace casi un siglo. 

Si hay algo que recordar además del pensamiento político de nuestros próceres, es el cacao, que como mencioné el domingo pasado en Memorias Porteñas, es esfuerzo costeño desde hace más de 400 años.