¿Qué ciudad queremos los ciudadanos?

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Apuntemos a “una sociedad citadina integradora que cree las condiciones para que nos enorgullezcamos de pertenecer a nuestra urbe (identidad).

Generalmente, a los sondeos de opinión los ciudadanos responden sobre crisis económica, desempleo, inseguridad y/o alto costo de la vida, entre otros aspectos. Pero nunca son consultados sobre el mejoramiento de los servicios, el bienestar citadino o cómo quieren que sea la urbe cuándo cumpla 500 años de fundación, el 2035. Y como muestra destacamos lo reseñado por revista Vistazo (Nov. 8/2019, pág. 68): “Actualmente el Cabildo prepara un plan que sirva para planificar la ciudad a corto y largo plazo. De hecho ya está constituida una Unidad de Planificación en la que están directores departamentales del Municipio, un delegado de la alcaldesa y el vicealcalde. Todo para concebir qué ciudad se quiere de cara al 2030”. La globalización, el neoliberalismo, la dolarización, las remesas y las nuevas culturas importadas impulsan, desde los 80, un modelo urbanístico basado en la segregación socio-residencial, discriminación social y limitaciones de los servicios, de un lado; y, por otra parte, en la inaccesibilidad de grandes sectores sociales no solventes a los submercados formales del suelo y vivienda. Un puñado de técnicos, por brillantes y expertos que sean, no nos pueden dar pensando lo que queremos a una comunidad metropolitana de más de 3 millones de residentes, donde se expresan de diferentes maneras la diversidad e interculturalidad, que son nuestros grandes patrimonios. Además, desde la gobernanza urbana democrática, la sociedad debe participar y expresarse, el Estado local debe conocer y respetar la opinión de la ciudadanía. Se hace necesario, para el Estado y el mercado, construir colectivamente una “imagen objetivo” de Guayaquil Metropolitano al 2035, que es la imagen deseada por los ciudadanos a través de diálogos y consensos. Se distingue de la imagen actual en que ya no contiene elementos negativos. Apuntemos a “una sociedad citadina integradora que cree las condiciones para que, como ciudadanía, nos enorgullezcamos de pertenecer a nuestra urbe (identidad), porque satisfacemos nuestras necesidades como personas (pertenencia), con una calidad adecuada compatible con un coste aceptable (incluyente)”.