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¡Venta de humo al por mayor!

Avatar del Francisco Swett

"Las personas son celosas de su propiedad; mas la promesa de ganancias insospechadas derrumba el pudor monetario y el cálculo de la desconfianza da paso a la fe ciega"

Rememorando el trabajo de Charles Mackay (1884-1889) sobre los Delirios Colectivos y la Demencia de los Gentíos, cito su frase referida a que los gentíos “… pierden la conciencia individual, enloquecen y recuperan la sanidad mental muy lentamente”.

Surge así la conciencia divorciada de la razón y la lógica: puramente instintiva e inmediatista. Es una manifestación de la condición humana que hoy, más que nunca, con las comunicaciones instantáneas, las falsas noticias, los trolls y la propaganda les permite a los vendedores de humo propagar sus mensajes de redención mientras el “establishment” posa de espaldas a estas realidades y a sus potenciales consecuencias políticas, económicas y sociales.

Esta semana nos trajo el episodio desde Quevedo, donde un sargento en servicio activo del Ejército hace noticia comprometiéndose a pagar 90 % de rentabilidad en una semana a los afortunados que inviertan con él. La gente responde anonadada y acepta la realidad de tales promesas que siempre surgen de la piramidación de capitales, que es un esquema en el cual se paga a los supuestos inversores pioneros con los dineros de los que van llegando; la trama dura hasta tanto se rompe la cadena, quedando los últimos con sus platos vacíos y su dinero esfumado.

En el episodio referido, el líder es carismático y experto vendedor de humo: regala canastas con víveres, arma manifestaciones motorizadas de respaldo, obtiene el respaldo entusiasta de la gente y recibe cantidades de dinero que, de no constituir autoinversiones o simples datos, no corresponden al perfil económico de un “pueblo” empobrecido que, no obstante, invierte dinero en sumas de seis cifras.

El SRI debería interesarse en los nombres y señas de los pudientes inversores para descubrir el origen de tales fortunas y si sus afortunados dueños pagan impuestos o no. Por último, es menester evaluar también el capital de trabajo de los organizadores del esquema; esto último por cuanto, a pesar de la queja generalizada de la falta de liquidez, el Banco Central reporta los niveles de esta por encima de los $ 60.000 millones, de los cuales no más allá del 75 % se encuentra confinado en los bancos y cooperativas. ¿Es esa diferencia del 25 % el tamaño de la lavandería de activos en el país?

La actitud de la gente frente al dinero es una verdadera paradoja. Las personas son celosas de su propiedad; sin embargo, la promesa de ganancias insospechadas derrumba el pudor monetario y el cálculo de la desconfianza da paso a la fe ciega. Es una escena que se repite una y otra vez en todos los confines geográficos y, en nuestro medio, nos hace entender el porqué la vendedora de lotería que hizo su inversión le echa la culpa de la disrupción del esquema a los policías que allanaron la vivienda del promotor, quien a su vez acusa a los “banqueros ladrones” de impedirle llevar el bienestar al pueblo con esta magia financiera que solo él está en capacidad de producir.

La razón y la lógica quedan en minoría extrema frente a los delirios colectivos.

Mientras más florece la informalidad, la educación falsea, el mito reina y la ignorancia campea, más compleja se ve la tarea del desarrollo y más cercano el resquebrajamiento social.