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Chile: el beneficio de la duda

Avatar del Francisco Huerta

Analicemos la reciente elección presidencial en Chile sin miedo y sin prejuicios. Démosle a la juventud el beneficio de la duda’.

Es común escuchar que la política debe renovarse y que los viejos políticos deben abrir oportunidades para que las nuevas generaciones asuman la conducción de sus pueblos.

Asimismo, es frecuente el reclamo para que quienes deciden asumir altas responsabilidades públicas tengan al menos la experiencia de la dirigencia estudiantil o la que brinda la participación legislativa.

Sin embargo, cuando ocurre que un joven, apoyado con gran entusiasmo por compatriotas de su generación o cercanos a ella, logra, como en el reciente caso de Chile, alcanzar la presidencia de la República, no falta quien lo cubra de denuestos y pretenda descalificarlo por su potencial inexperiencia.

Obviamente, quien temprano en su vida adquiere el cargo de elección popular más significativo de un determinado país, tiene que actuar con una madurez que no se espera en un hombre que apenas ha dejado la juventud, que acaba de llegar a ser adulto. Es deseable que ese joven presidente tenga quien pueda aconsejarlo con sabiduría, y deseable también que él esté dispuesto a escucharlo. Sin embargo, no cabe tener miedo de su comportamiento en cuanto a que se atreva a cambiar viejas y anquilosadas estructuras que consagraron la injusticia social y hasta la enorme corrupción que en todas partes ha desacreditado el quehacer político.

Por ello, desde acá, con gran afecto por Chile, me atrevo a solicitar el beneficio de la duda para un joven dirigente estudiantil que con seguridad tiene los mejores afanes por el progreso de su patria en justicia y libertades. Chile no es el país, como toda América Latina, más equitativo, y bien le haría un esfuerzo para alcanzar mayor equilibrio en la distribución del ingreso. El crecimiento económico sin una adecuada redistribución solo aumenta las tensiones sociales y hace perder la gobernabilidad. El propio Chile es un buen ejemplo de ello y, al mismo tiempo, es una buena explicación del resultado electoral que comento. En todo caso, el notable desarrollo institucional que tiene es garantía de que allí no encontrará terreno abonado el mal llamado socialismo del siglo XXI.