La Gran Guerra
Pero sus temores son quizás la máscara que esconde el verdadero deseo expansionista, de recuperar los territorios perdidos, de crecer más allá de sus fronteras. Y para lograrlo parece estar dispuesto a todo
Así es como se la conoció en sus inicios, nadie hubiera pensado que era la primera. Por sus características, en un mundo ya industrializado e interconectado (por la telegrafía y la radiofrecuencia), se trató de una guerra que involucraba a muchos países que trataban de frenar las aspiraciones expansionistas de Alemania y del Imperio austrohúngaro. Nadie lo hubiera imaginado, nadie hubiera sospechado siquiera la magnitud del conflicto y ciertamente, nadie hubiera pensado que en pocos años habría otra similar y peor. Albert Camus escribiría en su libro La Peste: "Pestes y guerras cogen a las gentes siempre desprevenidas".
El estallido de esta llamada Segunda Guerra Mundial pasaría a resignificar a la anterior; aquí, aquella Gran Guerra pasaría a llamarse la Primera Guerra Mundial, dejando latente el significante de una tercera, cuarta o más. Sin embargo, por aquellas épocas, el erudito científico y reconocido genio de la física, quien habría sentado las bases teóricas para la elaboración de la bomba nuclear, que finalmente daría fin a esta Segunda Guerra, el físico alemán de origen judío, Albert Einstein, diría una frase lapidaria: "no sé con qué armas se peleará la tercera guerra mundial, pero la cuarta será con piedras y palos". Así vaticinaba el fin de la civilización, tal como la conocemos, ante una eventual Tercera Guerra Mundial. Desde entonces no han sido pocas las ocasiones en las que el mundo ha estado al borde de un estallido nuclear de proporciones catastróficas. Desde finales de la Segunda Guerra el mundo se dividió entre Occidente y Oriente, capitalismo y socialismo, democracia y tiranía, dando inicio a una Guerra Fría que parecía interminable y que enfrentaba a dos ideologías y a dos potencias en campos de batalla ajenos a sus territorios. Europa fue dividida. Mientras Occidente vivía y se desarrollaba en democracia, Europa oriental permaneció bajo el control de la Unión Soviética y bajo un régimen totalitario y dictatorial; era una lucha por hacer prevalecer sendas ideologías. Finalmente el régimen socialistacomunista colapsó, no logró sostenerse; la cortina de hierro cayó junto con la caída del Muro de Berlín, con el inicio de la Perestroika y la Glásnost de M. Gorbachov. La Unión de Repúblicas Socialista Soviéticas, URSS, quedaba desmembrada; Rusia ya no podía seguir manteniendo a todas sus repúblicas de Europa del Este y a sus países satélites, su modelo había fracasado.
Han pasado treinta años, los zares y los secretarios generales dieron paso al dictador, quien detenta el poder como presidente o como primer ministro desde el año 1999. Ahora Rusia busca mantenerse segura, rodeada de sus exrepúblicas Estonia, Letonia, Lituania, Bielorrusia y Ucrania, entre otras, que la separan de los países de Occidente. Pero sus temores son quizás la máscara que esconde el verdadero deseo expansionista, de recuperar los territorios perdidos, de crecer más allá de sus fronteras. Y para lograrlo parece estar dispuesto a todo.
Probablemente la invasión a Ucrania sea el inicio de La (real) Gran Guerra.
"Cuando estalla una guerra las gentes se dicen: "Esto no puede durar, es demasiado estúpido." Y sin duda una guerra es evidentemente demasiado estúpida, pero eso no impide que dure. La estupidez insiste siempre..." A. Camus