La amistad, un tesoro invalorable
Mantener una amistad requiere de mucho interés, esfuerzo personal e intencionalidad constante.
Tener un amigo es adquirir un compromiso de vida en el que se adquiere la responsabilidad de ofrecer al otro tiempo y dedicación, y siempre buscar el bien del amigo, sin convertirnos en jueces, ni críticos feroces.
Más bien actuar ofreciendo oportunidades de reflexión, que le permitan descubrir por sí mismo el camino correcto a seguir.
También implica alegrarnos de sus éxitos y logros.
Compartir sus penas y alegrías.
Apoyarlo en sus aventuras, que lo conduzcan a su crecimiento personal.
Nunca convertirnos en socios o acolitadores de malas acciones o situaciones erradas, lo que nos transformaría en cómplices, dejando de ser amigos.
Cultivemos la amistad, preocupándonos por el bienestar y el desarrollo integral de ese amigo...
Una tertulia de amigos constituye una delicia que reconforta el alma y da vida a nuestro ser.
Ser amigo incondicional nos permite un desarrollo personal importante, pues nos ayuda a adquirir muchísimas virtudes, como la empatía, la tolerancia, la generosidad, la caridad y el respeto.
Dra. Esperanza Rendón de González