Carlos Alfonso Martínez | Sobre inversión extranjera y el rumbo del país

olombia y Perú, con todos sus desafíos, han logrado avanzar, atraer inversión y fortalecer su institucionalidad
Ayer, Rafael Oyarte compartió en las páginas de opinión de este Diario cifras alarmantes sobre la inversión extranjera en 2024, comparando la situación de Ecuador con la de nuestros vecinos Colombia y Perú.
Según su análisis, nuestro país no alcanza ni el 2 % del total de inversiones que reciben estas naciones.
En su columna no solo expone las consecuencias de esta baja inversión, sino también sus causas estructurales. Les recomiendo leerla con atención.
Pero más allá de una lectura recomendada, quisiera invitar a una reflexión profunda como ciudadanos y electores.
Con la instalación de la nueva Asamblea Nacional hoy y a diez días de la posesión del presidente reelecto, las dudas superan a las certezas: ¿tendremos una Asamblea Constituyente? ¿Es realmente necesaria en este momento? ¿Hemos expresado los ecuatorianos, aunque sea de forma tácita, ese deseo de que se realice?
Estas interrogantes alimentan la incertidumbre política y económica que atraviesa el país.
Es indispensable exigir al Gobierno un rumbo claro, liderazgo firme y resultados concretos.
Necesitamos un Ecuador más estable, menos corrupto y capaz de atraer inversión extranjera con reglas claras y un entorno confiable.
Nadie duda de que el 2024 fue un mal año para la economía nacional. Sin embargo, la verdadera pregunta hoy es: ¿queremos seguir transitando el mismo camino o estamos listos para evolucionar y transformarnos como sociedad?
El mundo se vuelve cada día más competitivo y exigente. No podemos permitirnos seguir rezagados.
Si bien solemos mirar como referentes a países como Suiza o España, quizá deberíamos enfocarnos en aprender de nuestros propios vecinos. Colombia y Perú, con todos sus desafíos, han logrado avanzar, atraer inversión y fortalecer su institucionalidad. Ellos están construyendo nación, mientras nosotros seguimos atrapados en la lógica de pueblo.
Es momento de despertar. De exigir con firmeza. Y de construir juntos un país que mire hacia el futuro con visión, responsabilidad y esperanza.