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Y las feministas, ¿dónde están?

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El Ecuador esperaba escuchar la voz de protesta del llamado a sí mismo Movimiento Feminista

Hace pocos días el legislador por Pachakutik, Peter Calo, fue privado de su libertad y enjuiciado penalmente bajo la acusación de haber violado a una señorita de 19 años en un hostal de Quito. La perjudicada denunció el hecho e indicó a Fiscalía que fue engañada por el legislador, quien le habría ofrecido conseguirle un trabajo. Cuando el Ecuador esperaba escuchar la voz de protesta del llamado a sí mismo Movimiento Feminista, exigiendo la sanción correspondiente para el legislador, hubo ‘mutis’ en el foro. Ni una sola voz se escuchó. Y nos sorprendió que las voces femeninas que hay en la Asamblea, igualmente nada dijeron. No sucedió lo mismo cuando aconteció el caso de la abogada María Belén Bernal, que fue asesinada por su compañero, oficial de la Policía, Germán Cáceres. En aquella ocasión se llegó a gritar por parte de las feministas que este delito de femicidio debía ser castigado con rigor, petición justa. Se llegó a sostener que se trataba de un crimen de Estado. Esto último no era verdad, pero la presencia feminista llegó a esos extremos. Ahora, en cambio, por este delito de violación perpetrado por un legislador en funciones nada han dicho las feministas. Ni siquiera se ha oído una voz para que se lo separe de sus funciones legislativas, a fin de que lo reemplace alguien hasta que la justicia se pronuncie al respecto. Este legislador se pasea orondo por el hemiciclo legislativo, llevando en sus tobillos el grillete electrónico que le impuso la ley para que se fugue. Estas incongruencias son las que tienen al pueblo adormecido; no sabe por qué se actúa en unos casos en una forma y en casos similares en otra. Para rematar, el antes mencionado legislador cuando fue requerido por Fiscalía, en cumplimiento de lo que dispone la ley para que rinda versión libre y voluntaria en relación con los hechos denunciados, muy suelto de lengua dijo que no lo podía hacer porque su idioma es el ancestral y no el español. Este es un absurdo sin nombre. Si afirma esto, debe dejar de ser legislador pues se supone que sabe que el castellano es el idioma oficial del Ecuador y si no lo conoce debe dejar la curul. Así anda este país, lleno de absurdos, payasadas e insensateces. ¿Hasta cuándo Padre Almeida? No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista. Esa es la reflexión que debemos hacer.