¡Qué Asamblea tenemos!

Pone al descubierto que el pueblo sí está consciente de lo que sucede a su alrededor.
La última encuesta practicada por Cedatos referente a la Asamblea Nacional indica que solo 4 % de la ciudadanía aprueba su gestión. El 96 % la desaprueba. Este hecho tan significativo no puede quedar en el vacío. Demuestra que hay cansancio, por decir lo menos, en la conciencia de los ciudadanos respecto a lo que en realidad debe hacer la Función Legislativa. Pone al descubierto que el pueblo sí está consciente de lo que sucede a su alrededor. Que cuando debe pronunciarse lo hace con claridad y sin esguinces. Tal porcentaje tan bajo de aprobación obedece a varios factores. La Asamblea tiene dos funciones fundamentales: legislar y fiscalizar, y no ha cumplido con ninguna de ellas. En los dos años de funcionamiento no ha dictado una sola ley de beneficio popular. Ninguna que revele su preocupación por tratar de solucionar los problema acuciantes de las masas. Por el contrario, se dedicó a obstaculizar los proyectos de leyes que le envió el Ejecutivo con ese propósito, como el proyecto para redactar un nuevo Código del Trabajo que llene los vacíos del actual, que rige desde 1938 y que no contiene disposiciones acordes con el minuto actual. De la misma manera no contempla la posibilidad, que tiene el proyecto archivado, de contratar trabajadores por horas, para ocupar la mano de obra que está actualmente sin poder laborar. Otro asunto que determina el bajo porcentaje de aprobación es el relacionado con la integración de la Asamblea, que cuenta entre sus miembros con personas “analfabetas constitucionales”, como calificó a algunos asambleístas el Dr. Hernán Salgado, expresidente de la Corte Constitucional, por el desconocimiento de la Carta Magna de que hacen gala algunos honorables. Asimismo, el pueblo no aprueba las gestiones de la Asamblea porque muchos legisladores actúan al margen de la ley. Muchos de ellos solicitan coimas a sus correligionarios para darles un trabajo. Otros públicamente invitan a sus partidarios a que roben nomás, pero sin dejar huellas. Otros andan con grillete electrónico para que no se fuguen tras haber cometido violaciones contra jóvenes a las que a cambio de sexo les ofrecieron una pega. Todo esto evidencia la total descomposición moral en el seno de la Asamblea, que atenta contra la dignidad del pueblo, el cual merece un mejor trato por parte de sus representantes.