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La censura en redes

Avatar del Bernardo Tobar

Y cuando los medios son controlados o intimidados por un gobierno, ya no es solo censura sino también represión, persecución...’.

Salvo que uno se pare en medio de una plaza a perifonear, y hasta tanto no sea desalojado por los agentes del orden, no existe tal cosa como comunicación sin censura. La ejercen, en un grado u otro, quienes controlan los medios desde que existen. Y esto no ha variado con las redes sociales, solo que en lugar de un editor de noticias que decide qué sale al aire y con qué título y sesgo, hay algoritmos de inteligencia artificial (IA) entrenados para detectar cierto contenido y eliminarlo. Wikipedia, por ejemplo, supuestamente nutrida por la colaboración colectiva, tiene censores que, alertados por los motores de IA, eliminan pronto ediciones que no van con la narrativa que apoyan. CNN es un amplificador de la narrativa demócrata -entendida como las tesis que plantea el partido del mismo nombre-, como Fox lo es de la republicana. A CNN se le puede exhibir, con las manos en la masa, a un segundón del crimen organizado cuyas fechorías, si está en su misma orilla política, son minimizadas mientras resuenan sus doctorados honoris causa. Por la repugnancia dejé de seguir a CNN y no he seguido a Fox como para opinar, pero imagino que otro tanto se cuece en esa cacerola del bando contrario. Y cuando los medios son controlados o intimidados por un gobierno, ya no es solo censura sino también represión, persecución, pues las afinidades e intereses económicos del sector privado son sustituidas por las consignas del partido en el poder y las necesidades del juego político. Basura pura. Porque en el juego de los intereses privados al menos hay diversidad, versiones contrapuestas y contrastables, en tanto la censura política está interesada en vender una sola verdad, destruyendo a su paso a quien disienta.

Hay quien se rasga vestiduras ante el cambio de control que sufrirá Twitter, red parecida a CNN en cuanto al contenido que permite y cancela, pero la propuesta de Elon Musk nos recuerda que el titular originario del derecho a la censura es el usuario, cuya libertad el censor usurpó. Que venga Trump, Correa, Putin, Maduro y sus aduladores fanáticos y digan lo que les plazca, cabalgando sobre sus verdades alternativas, y dejemos en libertad a los usuarios para elegir a quién siguen, a quién creen, y qué comentan. Lo mismo para los del bando contrario. Y también para los libertarios, que no creemos ni a los unos ni a los otros, que solo representan distintas versiones del mismo poder parasitario.