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Niño digital, niño manual

Avatar del Abelardo García

Los niños digitales que nos deja la pandemia curiosamente necesitan entrenamiento manual’.

Ahora, cuando los pequeños de cuatro, cinco y seis años de nuestra serranía han vuelto a las aulas, los profesores de esta región estarán viviendo otro interesante rezago de la pandemia.

Como la costumbre hace norma y hace hábito, es importante observar a los niños para llevarlos a ejercitar bien y de manera adecuada los movimientos de su cuerpo y sus extremidades.

Así, sin duda, muchos ya se habrán topado con esos pequeños, con su entusiasmo y su predisposición, y por supuesto, habrán visto cómo la primera reacción frente a una lámina, a una página, ya sea como para observarla o pasarla, es apuntar con el dedo índice y acercarse al objetivo. Los niños digitales que nos deja la pandemia curiosamente necesitan entrenamiento manual, pues no han podido ejercitar y trabajar la mano como lo hubiesen hecho en clases o en los recreos escolares.

Múltiples son las oportunidades en que estando en el aula la mano actúa: cuando toma algo para trabajar, cuando se va a escribir, cuando se pinta, cuando se agarra algo del piso, en fin, y todos estos movimientos y las habilidades para hacerlo, por más de un año, pasaron a segundo término. El niño ha regresado para ser adecuadamente adiestrado en esos menesteres.

Posiblemente el lector, ajeno al mundo áulico, no habrá caído en cuenta de muchos detalles que los profesores descubrimos al retornar a las clases presenciales. Así, no es extraño que ante la consigna de “pasar la página” el niño se nos quede mirando inusitado, baje la mirada al texto y no sepa qué hacer hasta que, obviamente, se le indique y enseñe.

El niño digital, aquel que con su índice realiza muchísimas cosas, tiene que ser llevado a descubrir su mano y por supuesto los movimientos y ejercicios que esta desempeña, y así, incorporar esas habilidades dormidas cuyo ejercitar no fue estimulado y pasó desapercibido. Obviamente no es grave ni malo, simplemente son pequeños grandes detalles que van encontrándose en el diario quehacer del enseñar-aprender y que deben ser trabajados por el profesor para el mejor desarrollo de la motricidad de los pequeños.