El recordado Instituto Nacional de Higiene Leopoldo Izquieta Pérez

Los países y las ciudades adquieren su importancia debido a los organismos e individuos que existen en él. Sin el recurso humano al servicio, no podrá obtenerse un desarrollo, de acuerdo a las necesidades de cada tiempo.

Quiero referirme al Instituto Nacional de Higiene, organismo netamente guayaquileño que, sin temor a equivocarme, cumplió un cometido muy grande con la ciudad y con el Ecuador entero. Institución que, por decreto publicado en el Registro Oficial N-348 del 23 de octubre de 1941, comienza a funcionar gracias a un médico guayaquileño, el doctor Leopoldo Izquieta Pérez, salubrista propulsor y creador de dicha institución, por lo que, con mucha justicia, lleva su nombre. El trabajo realizado por el Instituto Nacional Leopoldo Izquieta Pérez ha sido de tanta importancia, no solo para nuestro país, sino para el mundo, hoy prácticamente desmantelado y que se concentró muy particularmente a la producción de vacunas como la triple DPT, la vacuna pertussis, la antirrábica, BCG, autovacunas, siendo digno de señalar que estos productos, de acuerdo a los controles tanto locales como los centros de referencia internacional, fueron de óptima calidad, hoy prácticamente desaparecida.

Uno de los hechos sobresalientes fue la investigación científica que se realizaba a nivel de todos los departamentos, siendo el termómetro del adelanto y capacidad técnica de nuestros profesionales, como los doctores Juan Montalván Cornejo, José Daniel Rodríguez Maridueña, Roberto Nevarez Vásquez, Luis Fernando Gómez Lince y muchos otros que sería largo enumerarlos y cuyos trabajos de investigación constan en la Revista Ecuatoriana de Higiene y Medicina Tropical del Instituto Nacional de Higiene Leopoldo Izquieta Pérez, que fue editada por muchos años con prestigio internacional.

Por considerar un hecho histórico en la investigación de las ciencias biológicas, es necesario destacar el Convenio de Cooperación Técnica del Instituto con el Gobierno de Japón, que la iniciación del programa Hideyo Noguchi, que sembró un hito en la investigación y que gracias a este programa fue posible enviar a colaboradores del INH para su perfeccionamiento en nuevas técnicas.

Un departamento que tendría hoy una gran trascendencia por el coronavirus es el de VIROLOGÍA, que realizaba trabajos sobre arbovirus, virus rábico y la participación de los virus como agentes etiológicos en las diarreas infantiles, estudio del virus de la influenza, poliomielitis y otras enfermedades virales, hoy ni siquiera suena este departamento. También contaba el INH con laboratorios veterinarios, teniendo a su cargo el control de enfermedades de animales transmisibles al ser humano; hoy ni suena ni truena. La pregunta que nos hacemos es, ¿qué ha hecho este Gobierno para rehacer el control de registro sanitario, el departamento de virología y el sistema de investigación?

Dr. Marcelo Lazo Salazar