Primer día de campaña 2025
Ecuador se libró, de milagro, de 4 años de dictadura, venganza y destrucción económica. El 47 % de votantes apoyó al candidato títere, votación que divido en tres grupos: 20 % sólido de agradecidos de lo bueno del correato; los resentidos económicos que no votarían jamás por un banquero millonario y los jóvenes sin memoria adoctrinados en los colegios. Gracias a Dios más pudo el anticorreísmo, pero... El 11 de abril, 2021 casi tuvimos que celebrar la victoria de Yaku Pérez, un buen hombre con peligrosas ideas extremas e indefinidas, quien por 0,35 % de margen no deja fuera de contienda a Lasso, quien gana por “descarte”. Ese es el milagro. Lasso puede ser un excelente presidente. Reúne dos factores esenciales: honestidad y amor al pueblo. Lo impulsa un vivo deseo de mejorar el país. La tarea es gigantesca y 4 años se esfuman rápido. Si fracasa, dejará tierra fértil para el correísmo. Miremos a Nicaragua, Argentina y Bolivia. En otras palabras, ya arrancó la campaña del 2025. Lasso debe gobernar para el pueblo, no solo para cifras macroeconómicas que no reflejan en absoluto su bienestar. Dar empleo con salario digno, que permita a un hombre mantener a su familia. Que el ingreso por trabajo del cónyuge sea para elevar la calidad de vida, no para sobrevivir. Crear una clase media mayoritaria. La economía se levanta poniendo dinero en el bolsillo del pueblo. Que gaste, que consuma. Es la demanda de bienes y servicios lo que incentiva la inversión y crea empleos. Eliminar el ISD premiando a quien saca dinero ganado en Ecuador es un error que puede ser interpretado para beneficio de Lasso. Regularlo para que no sea una carga ni desincentivo la inversión foránea, un acierto. Eliminarlo obliga a crear otros impuestos compensatorios que sí serán desincentivo a la inversión o castigo al pueblo. En una economía dolarizada cuidar la masa monetaria es primordial. Premie a exportadores que traen divisas, castigue a quien las saca. En 2025 el pueblo debe aplaudir a rabiar su gobierno, no el FMI y un puñado de empresarios.
Gustavo Echeverría Pérez