Presidente Lasso, el país necesita gente honesta

Quienes tienen viviendas cerca del río Guayas siguen reclamando por el dragado que nunca llega, por el alza indebida de los servicios básicos, hospitales llenos de carcoma, ratas y sin las medicinas para poder curar a los enfermos

Con tantos robos, saqueos y muertes que siguen estremeciendo al país, parecería que la sociedad ecuatoriana ya no cree en nadie y apunta a debilitarse cada día más. Recién salimos del manoseo sucio de un buen número de alcaldes, gobernadores, diputados y una retahíla de ministros de la revolución ciudadana, y ya volvemos a ser espectadores de nuevos escándalos entre parlamentarios de dudoso accionar. Durante los gobiernos de Correa y Moreno se robaron los dineros para la reconstrucción del hospital en Pedernales, repotenciar la vieja refinería de Esmeraldas y construir una nueva en El Aromo, en Manabí. ¿Recuerdan al comentarista de TV que dio la vuelta al mundo en calidad de ministro de Turismo, sin haber logrado posicionar los productos nacionales que el consumidor extranjero prefiere de buena gana? Le preguntamos a la fiscal general: ¿alguien le prohíbe meter a la cárcel a quien hizo trafasías “promocionando” productos como las flores, con resultados pésimos, como ocurrió en campañas publicitarias que se hicieron en Madrid, Londres, Milán y Nueva York? ¿Saben cuánto utilizó en la marca país? Fueron casi tres millones de dólares, para que nos vean por televisión durante un partido de la Súper Bowl del 2015 en EE. UU. de Norteamérica. Sin embargo, la cacareada marca país hoy vive en el limbo y sin rumbo fijo.

Si el presidente Lasso quiere identificarse con el estado llano, no le queda otro camino que seleccionar profesionales honestos y con criterio técnico suficiente para que dirijan los diferentes ministerios. Basta de advenedizos. Los pobres de la patria no saben si la Ley de oportunidades facilita o complica la reactivación económica. Quienes tienen viviendas cerca del río Guayas siguen reclamando por el dragado que nunca llega, por el alza indebida de los servicios básicos, hospitales llenos de carcoma, ratas y sin las medicinas para poder curar a los enfermos.

Emilio Ruiz Ortiz