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Sobre la muerte del biólogo Paolo Facó

El 7 de marzo fue un día aciago para la comunidad cristobalina y el medio cultural guayaquileño. El biólogo Paolo Facó Romoleroux falleció víctima de COVID-19 en un tiempo récord, en menos de 10 días. Hemos quedado desolados. Como todas las mañanas me encontraba haciendo ejercicios cuando recibí la llamada de su madre, la gran psiquiatra, escritora y poeta, Piedad Romoleroux Girón. Con voz desgarradora me preguntaba: “¿Gustavo, ¿cómo lograré superar la muerte de mi hijo?”. ¿Qué podría yo decir a una madre dolida ante la muerte de su hijo? Más aún cuando ella está enfrentando la misma enfermedad, con sus hijos en el exterior cursando estudios superiores. Mi naturaleza me dictaba ir inmediatamente a darle apoyo moral y ayudarla, pero por las altas posibilidades de contagio no lo podría hacer. A Paolo lo conocí en la primaria del colegio Cristóbal Colón. El primer día de clases, sentado en el pupitre junto al mío, muy extrovertido se presentó: “Hola, soy Paolo Facó; me gusta tocar piano y leer literatura universal…”. Así iniciamos una amistad que rebasó al aula escolar pues ambos hicimos de la cultura nuestro hábitat. La música, poesía, las instalaciones de la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas, Sipea, Cultura y Fraternidad, Unidos por el Arte y muchos otros espacios similares nos acogieron siempre. Fue el único de mis compañeros que nunca dejé de ver. En los últimos años creamos junto con el Ab. José Luis Chevasco la agrupación Cardenales, que unía excompañeros de colegio y amigos comunes para compartir nuestra pasión por las expresiones artísticas. Este virus es lo más cruel que le ha tocado experimentar a la humanidad. No nos permite despedir como corresponde a nuestros muertos, ni solidarizarnos con sus deudos; nos separa el sentido de la supervivencia y nos hace sentir egoístas y hasta desnaturalizados. El coronavirus triplica la carga del dolor ante la muerte. Nosotros crecimos en tiempos privilegiados, quizás por ello esta peste nos impacta más; estamos aprendiendo a enfrentarla día a día. No podemos rendir un tributo a la memoria de Paolo Facó como correspondería: ante un nutrido auditorio en el Salón de la Ciudad del Palacio Municipal, hombre culto, de gran valía e intelecto. Vivirá por siempre en nuestros corazón; eso la COVID-19 no nos lo podrá arrebatar.

Gustavo Rivadeneira R.