Poder Judicial: desacreditado por la deshonestidad

Se avecinan tiempos muy difíciles; la población no está protegida, estamos camino al abismo. ¡Es hora de hacer algo en serio!

Desde hace varios años vemos y escuchamos muchas injusticias en el sistema Judicial; jueces y fiscales liberan en procesos inexplicablemente ágiles y “eficientes” a delincuentes, asesinos, corruptos, violadores, narcotraficantes y femicidas. Una especie de corrupción camuflada aparenta una administración de justicia sustentada en el respeto al debido proceso, pero sin preservar la legalidad, elemento indisoluble de una práctica profesional idónea. No es más que una simulación de justicia, por la actuación de malos funcionarios judiciales y delincuentes de cuello blanco, que deterioran los fundamentos que sustentan la vida en democracia, con actos que rayan en la impunidad y que merecen sanciones ejemplarizadoras y privación de libertad por atentar contra la fe pública. Los funcionarios judiciales de marras perdieron la ética y los valores. Ya no existen, salvo excepciones, íntegros y probos, que dignifican el ejercicio profesional de la abogacía por encima de intereses personales, políticos partidarios o de cualquier índole. De continuar la crisis crónica del Poder Judicial, los inocentes estarán en las cárceles, mientras los otros seguirán gozando de su libertad y dinero mal habido, encubiertos por funcionarios de la administración de justicia en el país. En tanto las autoridades no realicen la tan ansiada reforma judicial, la corruptela seguirá incólume. Se avecinan tiempos muy difíciles; la población no está protegida, estamos camino al abismo. ¡Es hora de hacer algo en serio!

Ec. Mario Vargas Ochoa