Cartas de lectores

A la Muy Ilustre Municipalidad de Guayaquil

Sus expresiones fueron claras y que las financiaría mediante alianzas públicas y privadas

Señor alcalde, hoy le escribo a usted sin protocolo, quizás porque me nace hacerlo en la confianza personal de haber conocido y tratado a sus abuelos. Los Huerta y los Elinan hemos sido amigos por generaciones. Escribo a favor de la irredenta isla Puná, de sus pobladores que merecen mejor suerte, a pesar de ser una junta parroquial rural de su Alcaldía, donde no se sabe cuántos ciudadanos habrán sufragado a su favor. La emergencia que se avecina con una seguridad del 90 %, la indolencia es peor que la peste y la impunidad es aún mayor delito que la corrupción. Estoy seguro de que la reunión realizada en el Salón de la Ciudad a iniciativa suya habrá de concernir a los concejales comisionados de las parroquias rurales y corresponde a ellos incluir a los miembros de las juntas parroquiales para proteger a los habitantes del golfo, en cumplimiento del deber de la gestión para la que fueron electos, la cual recién empieza. Tengo optimismo por la firmeza con que usted, señor alcalde, ofreció viviendas a más de mil policías que vendrán a proteger las calles de Guayaquil. Sus expresiones fueron claras y que las financiaría mediante alianzas públicas y privadas. Aún estamos a tiempo para un nuevo horizonte resplandeciente de una nueva generación de políticos, pero la alerta a pesar del color que los técnicos marquen, ya es de ayer.

Reynaldo Huerta Ortega