Por una educación inmune a una pandemia

La pandemia demostró que el sistema educativo no está preparado para la educación en línea. Muchas clases virtuales mantuvieron un formato convencional: los docentes impartían cátedra en una pantalla-pizarra y los estudiantes escuchaban y/o veían, lo que suele priorizar la enseñanza al aprendizaje, con alumnos que dependen del maestro, con serias dificultades para estudiar solos. No se han desarrollado dispositivos para la formación de la autodisciplina, capacidad para autorregular la conducta. Esto se observa en el comportamiento natural de un individuo en presencia o ausencia de la autoridad, y cuando despliega el autodidactismo como método para aprender sin ayuda de otro. El currículo deja qué desear en formación de aspectos autorreguladores de la personalidad como voluntad y carácter. En pandemia no podían tomarse correctivos por la premura de atender urgencias tecnológicas, pero próximos al retorno presencial, los cambios son más de forma que de fondo, y estamos en un momento clave para discutir un giro en el modelo pedagógico del Ministerio. La lectura posibilita el desarrollo del pensamiento crítico, adquisición de conocimientos y educación en valores. Aprender a leer no asegura la formación de un lector y el índice de lectura en países latinoamericanos sigue por debajo del promedio mundial. Debería atenderse la formación del hábito lector, empezando por el autodescubrimiento individual con el estímulo de la curiosidad, identificación de intereses y formulación de preguntas como necesidades vitales. Es necesario un debate nacional para lograr una educación inmune a futuras catástrofes y cambios.

Eduardo Molina Morán