No se destruye el puente por donde se camina

La mala actitud genera mala voluntad, no se trata de preguntar quién pierde más sino de saber vivir en armonía

Para todos sale el sol. Inicié mi vocación animalista desde un día que vi a los gatos de un vecino buscar comida en fundas de basura apiladas en la esquina, hace años. Los pobres esperaban atentos que su mamá gatuna desgarre la funda para poder comer; no comprendían que su mamá abría la funda virando la cara y cerrando los ojos por los hedores que de ella salían. Al ver la desgarradora escena volé a mi casa y les traje comida. Los animales abandonados y también algunos que tienen dueño abren fundas de basura para alimentarse; no debemos insultarlos ni echarles agua hervida, ni correrlos con palo o piedras, dado que es práctica de supervivencia, y aunque muchos se resistan a aceptarlo, los animales no ensucian las calles tanto como lo hacen los chamberos, quienes abren de punta a punta las fundas de basura sin ninguna consideración. Cerca de mi hogar hay un local de eventos. Ayer vi a una chambera guardándose manteles temáticos, floreritos, y le dije que por favor tratara de reunir la basura regada. Me respondió que “por apilar basura no le pagan”. En ese instante salió mi vecina, la dueña del local, que había revisado el sistema de cámaras, y le indicó que la próxima vez botaría los sobrantes destruidos para que no le sirvieran. La mala actitud genera mala voluntad, no se trata de preguntar quién pierde más sino de saber vivir en armonía.

Ec. Marysol del Castillo