“Todas las desgracias de los hombres provienen de no hablar claro”

Noto en los comentarios mucha pasión, mucho enojo y hasta cierto odio hacia Guayaquil y su alcaldesa. Creo que para opinar debemos ser más mesurados, serenos y sobre todo, conocer los antecedentes de las normas dictadas por las autoridades de Aviación Civil y del Gobierno. Estas, en su orden, señalaron que solo hasta las 00h00 de marzo 17 podían ingresar aviones comerciales al país y, don Otto, que Guayaquil, la que más casos de coronavirus tiene, quedaba prácticamente sitiada para evitar que el contagio siguiera propagándose. Cabe recordar que “el caso cero” vino precisamente de Europa, por lo tanto nadie garantizaba que entre los 11 tripulantes que iban a permanecer en hoteles hasta el viernes 20 de marzo no hubiese contagiados. Es muy lamentable que en el país las autoridades estén hablando con ideas o disposiciones ambiguas. ¡Vean lo de Quito! El Gobierno dice que debe cumplirse “A” y luego viene el alcalde Yunda y extrema esas disposiciones. Hasta ahora no ha reconocido su error y la confusión continúa. ¡No sabemos expresarnos con nitidez! Recomiendo el muy interesante artículo del Sr. Roberto Aguilar, publicado en Expreso: “Hablar claro no cuesta nada”. Como síntesis, él cita una frase de Albert Camus: “Todas las desgracias de los hombres provienen de no hablar claro”. Por eso, en momentos de crisis debemos actuar con serenidad, impartir instrucciones que todo el mundo pueda entender y que luego no venga una autoridad de menor jerarquía a desautorizarla. ¿Don Otto y la Aviación Civil coordinaron con la Municipalidad el ingreso inesperado del avión? “Todas las desgracias de los hombres provienen de no hablar claro”.- Albert Camus, en su obra La Peste, para colmo, como dice don Roberto Aguilar.

Ec. Ángel Campoverde Giler