Cruzada por la normatividad II

Hechos recientes como el tema del poliducto Pascuales- Cuenca, la gran roca de la perimetral Simón Bolívar en Quito, caída de muros, etc., me traen nuevamente a escribir sobre el tema. Si nuestro país se acostumbrara a aplicar las normativas en todos los campos, los problemas serían menos. Se ha llegado al colmo de tratar de utilizar aparatos distintos a los establecidos en las normas por ser más baratos, aun en instituciones del Estado. Es indispensable que colegios y universidades incluyan en su pénsum una materia sobre normatividad y que en cada facultad se dicten cursos completos sobre las principales normativas aplicables a cada especialidad. 

Causa pavor escuchar a los apologistas de “lo más barato”, cuando atentan contra la normativa legal vigente. Una norma, por principio recopila las mejores prácticas para garantizar la calidad de un producto, sujetándose a procedimientos y en muchos casos a instrumentos o equipos debidamente probados. La normativa garantiza que los resultados puedan ser comparables entre equipos iguales, lo cual es una práctica sana que persigue uniformidad de métodos y de equipos que puedan obtener resultados confiables. Por lo general, el prescindir de una normativa o aplicarla erróneamente, por ej. con equipos de calidad discutible, lleva a cometer errores garrafales que se reflejan en pérdidas económicas o de prestigio, y puede llegar al lamentable caso de pérdidas de vidas. No seamos irresponsables, cumplamos las normas.

Ing. José M. Jalil Haas