Cartas de lectores: En la solemnidad de Corpus Christi
Te doy gracias, oh, Señor, por la Santa Eucaristía; te quedaste para en nosotros vivir
Es una gran bendición para el mundo católico conmemorar la “presencia real de Jesucristo en la Eucaristía”.
Esta solemnidad nos hace meditar la profundidad del amor de Dios.
Recordemos que el Sagrario de cada iglesia es como la pequeña cueva de Belén, donde Jesús está pequeñito, humilde y sencillo, escondido en un pequeño pedazo de pan. También junto a Jesús está María, que siempre lo adora.
Sería maravilloso que el Señor escuchara de nosotros un: “Señor, aquí me tienes delante, para ponerme en tus manos, para decirte que te amo”.
Jesús oculto en el Tabernáculo, cada vez que te recibo, yo tengo que ahogar mi voz, porque siento en mi alma el alimento divino, consagrado en el vino y en el pan.
Te doy gracias, oh, Señor, por la Santa Eucaristía; te quedaste para en nosotros vivir
¡Qué alegría daremos a nuestro Padre del Cielo que al entrar a nuestra iglesia mirando hacia el Sagrario le digamos: “Señor: dame más fe y humildad, para hacer lo que me pides y cumplir tu voluntad. Oh, Jesús Sacramentado, adorable Eucaristía, estás vivo en cuerpo y divinidad. Creo en Ti aunque a veces no te entienda, creo en Ti aunque a veces no te vea, permaneces día y noche en el altar”.
Sagrarios de plata y oro, que albergáis la omnipotencia de Jesús, nuestro tesoro, nuestra vida, nuestra ciencia; os adoro y os bendigo con profunda reverencia.
¡Feliz Día del Corpus Christi!
Martha Reclat de Ortiz