Cartas de lectores: Rocco y sus hermanos

Rocco es el sacrificio, la bondad; Simone la pasión y la transgresión desbordada; Ciro, desapasionado y hasta frío

‘Déjà vu’ neorrealista de la desgarradora diáspora venezolana, De Lucania a Milán, o De Monagas a Nueva York.

El genial director de cine italiano, supo plasmar en su inigualable cinta de corte neorrealista, Rocco y sus hermanos, 1960, el drama desgarrador de una familia del empobrecido sur de Italia, que se traslada a Milán en la desesperada búsqueda de un destino.

Son Rosaria Parondi, la madre y sus cuatro hijos, Vincenzo, Simone, Rocco (Alain Delon), Ciro y Luca, una familia que huye de la miseria.

Rocco es el sacrificio, la bondad; Simone la pasión y la transgresión desbordada; Ciro, desapasionado y hasta frío. El pequeño Luca encarna la esperanza de los desarraigados; Rosaria, la matriarca dramática, autoritaria, agobiada y posesiva. Así decurre la perspectiva cinematográfica de los cinco personajes, con un excepcional ensamble en blanco y negro, y una exquisita banda sonora montada por Nino Rota. La trama es densa, de conmovedora belleza, con el refinado e inigualable sello de Visconti, el contradictorio aristócrata marxista, el genio hacedor de filmes como Muerte en Venecia, El gatopardo, La caída de los Dioses, etc.

Allí, Rocco y sus hermanos plasma en retrospectiva la hoy dolorosa diáspora, con miles de Roccos, de Simones, de Rosarias, de Lucas… ; hoy, la xenofobia, la indolencia, la indiscriminada crueldad imbricada con el miedo; pero también el valor, la ternura, la compasión y el sacrificio como la inevitable expresión del amor, con los infaltables y titilantes semáforos como mudos testigos de esa sobrecogedora factura diaria de sufrimiento.

Sin lugar a dudas ‘Rocco e i suoi fratelli’, es una obra maestra y sublime de Visconti, que retrata operísticamente la inconmensurable tragedia de la migración en el ámbito de las pasiones humanas, pero siempre dando, al menos, una vacilante cabida a la esperanza.

Augusto Osorio M.