Cartas de lectores | México lindo y querido

La mayoría de ecuatorianos honestos, que somos más, estamos de acuerdo en que es una situación grave e inusual

El sábado despertamos con la agradabilísima noticia de que la Policía había entrado a la embajada de México; a la fuerza sacaron a Jorge Glas, aliado a la narcopolitica, y lo llevaron detenido para que termine de purgar su condena. Ha permanecido casi cuatro meses escondido allí y debe haber olido mal, pues como decía mi querido concuñado, que se nos adelantó: “los huéspedes, igual que el pescado, después de tres días apestan”. La mayoría de ecuatorianos honestos, que somos más, estamos de acuerdo en que es una situación grave e inusual pero al mismo tiempo apoyamos completamente a nuestro valiente presidente, chiquito pero picoso, que impidió que este vulgar delincuente se vaya a reunir con la plaga de ladrones que como epidemia de garrapatas y murciélagos han infestado el bello México. Los que hemos tenido la suerte de disfrutar de sus maravillosas playas y paisajes, su fabulosa gastronomía, no entendemos como un presidente que se supone ama la tierra donde nació, ha permitido que se convierta en guarida de ladrones y delincuentes que viven allá gozando del dinero mal habido y manejando sus millonarias inversiones en su desangrado país. Esperamos que ahora con la justicia en manos de la única e inigualable fiscal que tenemos, este delincuente pague algunos años por el delito del robo de los dineros de la reconstrucción del hospital de Manabí y ojalá le hagan vomitar los millones.

Lourdes Meloni