Cartas de lectores: El estatismo y el liberalismo

La inversión extranjera en Colombia supera los $ 14 mil millones; en Ecuador apenas alcanza los $ 217 millones

Desde los ámbitos liberales, las críticas a las políticas estatistas suelen dirigirse a gobernantes que las aplican y son válidas: los políticos son ejecutores y responsables de fomentar, con argumentos distorsionados, la confusión entre votantes, seducidos por propuestas falaces, lo que es parte del espíritu de la época. 

No será fácil ni rápido sacar a las masas de esa ensoñación, porque la tendencia se reinventa constantemente: cuando un argumento la desacredita, surge otro que vuelve obsoletas las refutaciones anteriores. Ejemplos claros: el SSXXI o la Revolución Ciudadana. El liberalismo no desaparecerá porque su visión de la realidad se basa en verdades comprobables. La libertad económica genera más prosperidad que el intervencionismo. Y dado que los seres humanos buscan prosperar, los espacios de libertad en producción y consumo siempre persistirán. 

Su principal dificultad para imponerse está en la habilidad del estatismo para reciclar falacias. Tras la caída del comunismo, muchos creyeron que el triunfo del capitalismo era definitivo, pero la izquierda encontró formas de camuflarse con discursos menos evidentes que los del marxismo clásico, más difíciles de detectar y rebatir. Ejemplos: la propuesta de Leonidas Iza (Conaie), aceptada por la candidata del SS XXI: cumplir las consultas populares de Yasuní, Chocó Andino y Azuay; evitar la ampliación de la frontera petrolera; generar un plan contra el cambio climático; condonar deudas vencidas de hasta $ 10.000 a sectores pobres; IVA al 12%; garantizar salud y educación gratuitas con inversión en hospitales, escuelas, colegios y universidades; no permitir la privatización de sectores estratégicos ni de empresas públicas; pagar la deuda social; optimizar gastos públicos; promover alianzas público-privadas y comunitarias con financiamiento internacional; fortalecer la dolarización; crear planes de asistencia para migrantes retornados, una agenda legislativa que asegure gobernabilidad y fortalecimiento del Estado de derecho. 

El acuerdo prohibía la explotación petrolera y limitaba la inversión extranjera, ampliando derechos económicos, lo que lleva a cuestionar con qué recursos se financiarán tales compromisos. Lo urgente es reformar la Constitución para garantizar la inversión extranjera y fomentar el libre comercio, lo que permitirá salir de la pobreza con creación de empleo y mejoras en salud y educación. La inversión extranjera en Colombia supera los $ 14 mil millones; en Ecuador apenas alcanza los $ 217 millones

Alfredo Suquilanda Valdivieso