Cartas de lectores: Entre paros y amenazas
Las armas son el recurso de los necios y cobardes que incitan al pueblo y lo predisponen a actuar con violencia
Curiosamente nos encontramos en El país de Manuelito, en donde los injustificados y violentos reclamos se han convertido en el pan de cada día. Paros que, sin lugar a dudas, están auspiciados, liderados y costeados por ciertas agrupaciones políticas muchas veces foráneas que, como es obvio, no responden a los intereses y necesidades de la gente inocente convertida muchas veces en ‘carne de cañón’; desvirtuando en esta forma el verdadero motivo de dichas protestas, y convirtiendo calles y plazas en verdaderos y sangrientos campos de batalla, con las consiguientes pérdidas humanas y materiales, las cuales, como es obvio, van en desmedro de nuestra incipiente economía.
Siempre se ha hablado de la importancia de la comunicación en todos los ámbitos del convivir humano que, al parecer, se omitió en este caso y, en forma casi sorpresiva, se procedió a la acción, al caos y al vandalismo.
Es decir, se puso la carreta delante de los caballos, cosa que es absolutamente injusta, contradictoria y premeditada pues, pensamos que antes de tomar acciones se debieron agotar todos los recursos posibles en procura del bienestar y la paz ciudadana que, por amor y respeto a nuestro terruño debió primar en estas circunstancias.
Las armas son el recurso de los necios y cobardes que incitan al pueblo y lo predisponen a actuar con violencia, destruyendo nuestro legítimo patrimonio al que debemos cuidar, atesorar y proteger en todas las instancias, y defenderlo contra cualquier enemigo que pretenda avasallarlo.
Compatriotas, hago un llamado a vuestras conciencias: demostremos el amor y el respeto a nuestro suelo patrio, dialogando previamente, llegando a consensos, evitando confrontaciones y guerras fratricidas entre hermanos, dejando de obstaculizar el trabajo de la gente productiva que lucha por su subsistencia en pro de mejores días para la patria.
Fabiola Carrera A.