Existen normas básicas de conducta. Su cumplimiento no se debería exigir por ley sino por medio de la cultura cívica. Si no esperamos que un peatón cruce la zona peatonal o no utilizamos mesuradamente la bocina del vehículo; si no esperamos a que salgan las personas del ascensor; si no pedimos permiso para tomar algo prestado, así sea de nuestros padres; si no respetamos el espacio la cola de supermercado o banco; si no esperamos nuestro turno; si no entendemos que la vía pública no es para partidos de fútbol o baños de piscina; si no botamos la basura en los botes para el efecto; si no utilizamos los pasos elevados para peatones, ni dejamos de escupir en la calle o hacer nuestras necesidades biológicas en las esquinas. Si no somos puntuales; si no nos paramos a la derecha en la escalera para dar paso a otros; si no bajamos el volumen de la radio en la madrugada; si no decimos gracias, por favor; si no eliminamos “videos filtrados” en la red. Si no invertimos nuestro jornal en lo básico para nuestra familia... No tengamos el descaro de exigir a nuestros gobernantes que dejen de promulgar leyes, reglamentos o resoluciones para instaurar a la fuerza una especie de corrección ciudadana. Mientras dure el anticivismo cultural se seguirán creando leyes y códigos para regular la conducta e invirtiendo recursos económicos para entender nuestros deberes.
Bryan Andrade