"Me encantaba la moda”, dice, y en ese recuerdo Karla Viteri (27) retoma la niña fashionista que solía visitar locales en Nueva York y Miami y se dedicaba horas a observar cada detalle de las vestimentas.

Transitó por estas ciudades muchos años. Hasta los 9 años vivió en Quito. Y luego se mudó con su familia a Estados Unidos.

Entre idas y vueltas en el mundo fashion, cristalizó sus gustos en proyectos, donde no hubo solo un intento. Fueron hasta tres y con ese último su nombre es el que suena hoy en día cuando uno piensa en “prendas básicas pero no tan básicas”, como dice ella.

Eso también la inspiró a crear. “Cada prenda que compraba la traía a casa para yo misma rediseñarla... Siempre le cambiaba algo a mi modo”, explica.

LA TERCERA FUE LA VENCIDA

A la edad de los 16 retornó a Ecuador y se vio en la necesidad de escoger una carrera universitaria. ”Me fui por una tradicional porque en ese tiempo el diseño de moda no era muy fuerte ni en Quito ni en nuestro país”. dice. Se apuntó a Psicología pero solo cursó dos años ya que eso no la satisfacía y, además se sumó la maternidad que le llegó siendo muy joven.

El querer ser su propia jefa para cuidar de sus hijos hizo que se volcara nuevamente a la moda y creó algunos emprendimientos que fueron entre prueba y error. Primero fueron las chaquetas versátiles y luego, moda para adolescentes.

“A la tercera debía ser la vencida así que me dispuse ahorrar dinero para poder lanzar otro negocio”, dice. Dar clases de inglés de manera online por las madrugadas le permitió generar ingresos hasta que luego vino la pandemia.

En medio de la nueva normalidad, las telas empezaron a tomar otra vez forma y entre la búsqueda de un look cómodo nació la línea de camisetas básicas pero no tan básicas, con una estética muy cool.

SUS HIJOS, SU EQUIPAZO

 La versatilidad de sus camisetas es tal que las promueve para componer estilismos con prendas desde las más casuales hasta las más elegantes y llevarlos al ‘street style’.

En esa creación de modelos, su hija de 5 años también ha sido su inspiración. “Ella es mi fan número uno. Por ella lancé una colección de Mommy and me para que las nenas se vistan igual que sus mamitas”.

Su hijo, de 7, en cambio la suele apoyar desde la logística. “Cuando ve que estoy corriendo por toda la casa, me pregunta cómo me ayuda y con él vamos pegando etiquetas”.

Ellos son su equipazo, además del staff que en dos años ha podido irse sumando. Si bien empezó con una costurera, ya sumó una más y un mensajero. Y aspira en un futuro, llegar con su marca al exterior.

El mostrar su lado más maternal desde las redes, también ha hecho que enganche con más mujeres y amplíe su comunidad. Fue así que luego del prueba y error logró lanzar su tercer emprendimiento y no falló. “El 80% del éxito se basa simplemente en insistir y no darte por vencida”, concluye esta fashionista y emprendedora nata.