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La violencia intrafamiliar (física, psicológica y sexual, es la más frecuente en Guayaquil AMELIA ANDRADE

Samanes y Sauces, con mayor casos de violencia intrafamiliar en Guayaquil

Un estudio de la Espol ubica las zonas conflictivas. Las agresiones son frecuentes los fines de semana. El análisis abarca de marzo a octubre de 2020

La cachetada que le propinó su marido en el rostro, es algo que Carmen (nombre protegido) aún no puede olvidar. “Fue tan fuerte que me produjo moretones que desaparecieron después de varias semanas”, recuerda.

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La agresión ocurrió en abril de 2020, luego de un mes de confinamiento por la emergencia sanitaria, debido a la pandemia por COVID-19. “Siempre me gritaba, pero nunca me había levantado la mano. Ese día quiso golpear al bebé que estaba llorando y no lo dejaba ver la televisión; pero se desquitó conmigo porque se lo impedí”, anota la mujer.

Carmen habita en Sauces 2, en el norte de la ciudad, un sector donde entre marzo y octubre del año pasado se presentó el mayor promedio de casos de violencia intrafamiliar, según un estudio realizado por la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol).

El proyecto integrador ‘Estudio de casos de violencia intrafamiliar en la ciudad de Guayaquil, desde una perspectiva espacio temporal’, fue desarrollado por John Mora Pico para graduarse de ingeniero en Estadísticas e Informática.

Lo hizo con la ayuda de su tutor de tesis, PhD., Omar Ruiz, tomando como referencia 16.000 llamadas de emergencia relacionadas con violencia intrafamiliar en la ciudad registradas en el Servicio Integrado de Seguridad ECU-911, entidad a la que también se comunicó Carmen para pedir ayuda. A nivel nacional las llamadas sumaron 70.000 en ese periodo.

El estudio analiza las relaciones que existen entre los sectores de Guayaquil, con fechas donde el confinamiento fue total, con el incremento de casos de violencia: psicológica, física, sexual e intrafamiliar en general que involucra toda agresión física, psicológica o sexual que se produce dentro de la familia.

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El informe señala que en los sectores de Samanes y Sauces (parroquia Tarqui), en el norte de Guayaquil, existe la mayor cantidad promedio de casos de violencia intrafamiliar.

El barrio Cristo del Consuelo (parroquia Letamendi), en el sur, así como en la zona de Mapasingue (parroquia Tarqui), en el oeste, está marcado por la mayor cantidad promedio de casos de violencia física.

Mientras que en el Batallón del Suburbio (parroquia Febres Cordero), suroeste; así como en Flor de Bastión (parroquia Tarqui), y la parroquia rural Pascuales, noroeste, predominan los casos de violencia psicológica y sexual.

Esta información es de vital importante, no solo para fines investigativos, sino como una herramienta más para que las autoridades tomen medidas para tratar con urgencia estos casos.

John Mora Pico, profesional de la Espol

Y es precisamente en estos tres sectores de la ciudad donde se registró la mayor cantidad de llamadas de emergencia al ECU-911 (ver gráfico), que tenían relación con amenazas de muerte, gritos, intentos de golpe, sexo forzado, entre otras.

En cambio, en Samanes y Sauces, el 100 % de las llamadas fueron encasilladas como violencia intrafamiliar porque presentaron diferentes características que iban desde golpes, heridas, groserías, intento de secuestros, donde las víctimas siempre fueron las mujeres y sus hijos.

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Los viernes, sábados y domingos son más frecuentes los casos de violencia física, psicológica e intrafamiliar en general. En cambio, los lunes, martes y jueves son más frecuentes los casos de violencia sexual.

LeyesEl Código Orgánico Integral Penal tipifica a la violencia intrafamiliar tanto física, psicológica y sexual, estableciendo penas privativas de libertad.

Los casos de agresión intrafamiliar general fueron los más recurrentes (51,41 %), seguidos de los psicológicos (46,16 %), físico (2,30 %) y sexual (0,6 %).

“Los casos de violencia intrafamiliar en la ciudad se fueron incrementando en relación con registros anteriores, debido a un posible aumento de situaciones donde el agresor y la víctima pasaron más tiempo juntos por el confinamiento”, menciona Mora, quien destaca que la falta de empleo y la ansiedad fueron otros factores que detonaron la problemática.

Así, desde marzo hasta agosto predominaron los casos, siendo mayo el mes más violento, No obstante, en septiembre y octubre bajó la incidencia, destaca el profesional.

Lo que hizo la pandemia no es presentar un problema nuevo, sino evidenciar el impacto que tiene la violencia en las mujeres. De allí la necesidad de seguir trabajando para erradicarla.

Lita Martínez, representante del Cepam
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Carmen Muñoz, psicóloga y defensora de los derechos humanos, explica que durante la pandemia, en ciertos hogares se presentaron situaciones de violencia que no ocurrían previo a la crisis sanitaria, o aumentaron donde ya existía la problemática. “Esta no solo estuvo presente en relaciones de pareja, sino que se extendió hacia los niños, adolescentes, jóvenes y adultos mayores de la familia”, manifiesta.

Lita Martínez, abogada y directora del Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer (Cepam), recuerda que en la época del confinamiento se habilitaron líneas telefónicas y plataformas virtuales para que se puedan denunciar situaciones de violencia.

“En los sectores populares no todos tienen acceso a este tipo de servicio; quizás por eso las denuncias llegaron de personas que tuvieron la posibilidad de encerrarse en sus cuartos y hacer una llamada, versus aquellas que estaban en sus casas en un mismo ambiente y estaban expuestas a que el victimario las vea”, desglosa.

Lo que sí le queda claro a Martínez es que la violencia no hace distinción de clase social y nivel educativo. Con ello, quiere llegar al hecho de que quizás por eso Samanes y Sauces, zonas donde habitan personas de nivel medio, tengan el mayor número de casos de violencia. “Aunque no me atrevería asegurar que hay una zona donde hay más o menos casos de violencia, ya que hay subregistros de esta problemática”, añade.

¿Por qué los casos se dan con mayor frecuencia los fines de semana? Mario Terán, psicólogo, cree que esto estaría relacionado a las fiestas y al consumo de alcohol que prevalecen en esos días y que muchos terminan en violencia.