depresion mujeres
Entre abril y mayo, tres universidades de la ciudad recibieron en total 1.123 llamadas de personas que buscaban este tipo de acompañamiento y orientación profesional.Internet

Las mujeres buscan más la asistencia psicológica

Tres universidades y los bomberos recibieron más de mil llamadas en abril y mayo. La crisis causó cuadros de ansiedad y depresión

Los efectos en la salud causados por el nuevo coronavirus no solo se reflejan en la elevada cifra de contagiados y fallecidos en Guayaquil y el país, sino también en otras aristas como los cuadros de ansiedad y depresión reportados a las entidades que durante los dos últimos meses han ofrecido el servicio de asistencia psicológica.

parejasss

Cuarentena: ¿Es posible tener un equilibrio con tu pareja?

Leer más

Entre abril y mayo, tres universidades de la ciudad recibieron en total 1.123 llamadas de personas que buscaban este tipo de acompañamiento y orientación profesional. Es una cantidad llamativa considerando que, culturalmente, no es habitual que la población ecuatoriana acuda espontáneamente a un psicólogo por problemas de salud mental, como sí lo hace ante un médico por problemas de salud física.

Y también porque este fue un servicio abierto solo temporalmente por las tres universidades, en el contexto de la crisis sanitaria por el COVID-19.

De ese total de llamadas, 693 (el 61,7 %) fueron de mujeres.

Para la directora de la carrera de Psicología de la Universidad Politécnica Salesiana (UPS), Gloria Bermúdez, esto se debe a que las mujeres sienten más libertad para expresar sus miedos, debilidades y ansiedad que los hombres.

“Históricamente a las mujeres se les ha permitido expresar más sus emociones; mientras que a los hombres se los tacha de débiles u otros adjetivos que minan su masculinidad o capacidad de enfrentar los problemas o su rol de protector y sostén de las familias”, explica.

En ello coincide Sonnia Rodríguez, una de las psicólogas clínicas y catedráticas de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil que brindó la asistencia profesional.

Familia

Cuarentena: las flores de bach incentivan el equilibrio emocional

Leer más

“Las mujeres somos más educadas -en sentido cultural-, para hablar, para buscar ayuda, para compartir con las amigas, con las hermanas; en cambio a los hombres se los educa para callar, para ser fuertes, no pueden asumir una posición de debilidad o necesidad de ayuda”.

Por el mismo motivo, no todas las mujeres llamaron porque sufrían alguna crisis grave, sino también para, a su vez, poder cuidar o aconsejar a sus hijos o a algún familiar.

En cambio, entre los hombres que llamaron era más común encontrar una sensación de angustia o de temor, por la enfermedad o por sus efectos: por contagiarse o morir a causa del virus; o perder su empleo o su fuente de ingresos y no poder sostener a su familia.

Esos eran los motivos frecuentes de las llamadas, “pero cuando se atravesaba ese semblante, se descubría que el motivo latente estaba relacionado con temores enraizados en la niñez, como el no poder cumplir las expectativas de su familia”, acota Bermúdez.

Además de coincidir con el criterio de sus colegas, la también catedrática y psicóloga María José Abad enumera algunos de los principales problemas o síntomas que presentaban quienes llamaban: sentimientos de angustia, alteración del sueño, ansiedad, depresión, irritabilidad. “Todo asociado a la crisis sanitaria”, dice.

Otro aspecto en que concuerdan es en la necesidad de que este tipo de acompañamiento psicológico sea más frecuente y disponible para toda la población. Sobre todo para aceptar lo que ahora se ha dado en llamar ‘nueva normalidad’.

Abad, psicóloga y catedrática de la UEES, resalta esa transición a una nueva realidad, cuyo proceso de aceptación va a llevar algún tiempo, aunque hay quienes mentalmente aún esperan volver a lo que era considerado normal antes de marzo.

Finalmente, recuerdan que no es necesario llegar a un cuadro extremo de ansiedad o depresión para buscar atención psicológica. Y recomiendan estar atentos a los factores o aspectos que puedan estar afectando a su vida cotidiana y solicitar una ayuda profesional.

Una ayuda para los que ayudan

El grupo de psicólogos del Cuerpo de Bomberos estima que recibió 200 llamadas de ayuda psicológica en los días más críticos. Personas que veían cómo fallecían sus vecinos o familiares y pensaban que ellos también iban a morir, recuerda el psicólogo y bombero Hamilton Flor. 

Pero, además de atender a la comunidad, debieron atender a sus propios compañeros, que en su tarea de ayudar a trasladar enfermos que a veces fallecían en el camino, sufrían el doble impacto psicológico de verlos y el temor a contagiarse y también morir.