Un tramo de aproximadamente un kilómetro de la avenida Teodoro Alvarado Oleas, que rodea la ciudadela Samanes 7 y las cooperativas Adesdac y Carlos Magno, en el norte de Guayaquil, se encuentra con una sucesión de baches y huecos que atraviesan la calzada.

Desde que empezaron las lluvias EXPRESO ha recogido las quejas de vecinos y conductores, que aseguran vivir y transitar en una zona repleta de ‘cráteres’ que año a año reaparecen en distintos tamaños.

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“Vivimos mortificados desde hace más de cinco años por la falta de mantenimiento de las calles, que prácticamente se vuelven intransitable”, lamenta Julia Zambrano, residente de Samanes 7, al explicar que esta situación sigue trayendo de cabeza a los conductores por el tránsito que ocasiona y a los vecinos que tienen que esquivar temerarias maniobras de los choferes por evitar pasar sobre uno de estos ‘cráteres’.

Ella señala que por varias ocasiones solicitaron a las administraciones municipales anteriores el arreglo de la vía; pero no fueron escuchados. “Esperamos que el alcalde Aquiles Álvarez nos tome en cuenta en el plan de mejoramiento que está ejecutando en otras calles de la ciudad”, anhela.

Andrés Burbano, director de Obras Públicas Municipal, informa que al momento se encuentra en ejecución la obra vial de ampliación y pavimentación en hormigón de la avenida Teodoro Alvarado Oleas, que une dos vías: la Francisco de Orellana y la vía a Daule.

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“Se tiene planificado para el mes de julio realizar inicialmente los trabajos por el lado exterior al Fuerte Huancavilca en la intersección con la avenida Guano hasta la escuela Humberto García Ortiz. Debido al tránsito del sector el avance será por tramos y en coordinación con la ATM para garantizar el flujo vehicular”, añade.

El funcionario municipal destaca que en la reconstrucción integral de la vía, que incluye la ampliación a seis carriles, se ejecutará instalaciones de aguas lluvias, pavimentación con hormigón hidráulico, aceras, ciclovía y bordillos.

Los residentes de la zona aseguran que, efectivamente, la parte posterior del Fuerte Militar Huancavilca es el tramo más afectado de la avenida. “Aquí las calles están en estado calamitoso; cuando han hecho un arreglo ha durado una semana; es nada más un parche”, se queja Camilo Benítez, quien resalta que los ‘cráteres’ son tan hondos y los autos los esquivan, “pero en cualquier momento hay un accidente porque no es fácil maniobrar a tantos hundimientos”.

El conductor Santiago León cuenta que tiene más de 10 años manejando por esta ruta y no recuerda que durante este tiempo haya estado en buen estado. “En horas pico se forman largas colas para pasar despacio esos huecos, lo que hace incluso que la gente se choque”, narra mientras espera que los autos crucen los baches ubicados en el sector conocido como Adesdac.

El mal estado de la avenida no solo molesta a los conductores, sino también a los vecinos de la zona. “Hasta para tomar un bus hay que tener cuidado, los autos por esquivar los baches se pegan a la vereda para pasar rápido, sin importar que la gente esté ahí parada esperando su carro”, comenta Iván Zurita.

El cuidado parcial que se puede apreciar en ciertos tramos de la avenida, parte de iniciativas de particulares. Como es el caso de Julio Macías, un obrero que rellena con tierra los enormes baches, por lo que recibe una propina de los conductores.

“Los más agradecidos son los choferes de buses y autos privados, porque pasan a cada rato por aquí. Demoro una hora y media en rellenar un hueco y un buen día puede sacar hasta 20 dólares”, relata mientras estira su balde con el brazo a la espera de unas monedas.

Para muchos residentes de estos sectores, los ‘cráteres’ se han convertido en un verdugo que puede, incluso, llegar a reducir las ganas de salir de casa.

Lo dice Sandra Poveda, quien reside en la cooperativa Magno Andrade y desde hace seis meses dejó de sacar a pasear a su padre de 79 años, por los problemas que presentan las calles, pues debe movilizarlo en silla de ruedas.

“A pocas cuadras de la casa hay un enorme agujero que lleva semanas sin ser reparado. Por eso prefiero quedarme en casa”, subraya.

El bache al que Sandra se refiere se llena como piscina cuando llueve, por lo que algunos habitantes ya han tenido accidentes. “Mi vecina se raspó la rodilla al caer en uno de esos agujeros. A otro vecino se le dañó su carro cuando se encunetó en uno de los baches”, explica.

Lo anunciado por Obras Públicas, sobre el inicio de los trabajos en este tramo de la vía, en los próximos días, llena de entusiasmo a los residentes, quienes advierten que estarán vigilantes de que esto se cumpla.