Los baches son el martirio de los que ruedan por las arterias de Guayaquil y hasta de los que van por la carretera. Nadie se salva. Este es el deprimente caso que soportan a diario los que se dirigen al cantón Playas, que para ir y venir del Puerto Principal hay que pagar $ 4 ($ 2 de ida y otros $ 2 de vuelta), debido a que existen dos peajes; pero el problema va más allá de irritantes huecos.

En la oreja vial del tramo de Progreso, donde está el viaducto, el desgaste de la calzada es notorio y los baches se multiplican provocando que los que manejan vehículos livianos, buses o motocicletas, realicen una serie de malabares para esquivarlos. Algunos no lo logran y se resignan a recibir el porrazo. Los que lograron eludirlos, continúan y se enfrentan a otro problema: las juntas del puente.

En este punto, donde las señales de tránsito son ausentes y la maleza ya se extiende por la ruta, aparecen más huecos. Sí o sí los conductores tienen que rápidamente reducir su marcha para intentar sobrellevar el ‘bache’ y, en efecto, no llevar el automotor al mecánico. Es tanto el desgaste que al pasar un tráiler la estructura se mueve a tal punto que parece que está ocurriendo un sismo.

El descontento ciudadano también se multiplica. “Esquivar los baches es una misión casi imposible y de noche esto es peor, lo bueno es que conozco cómo es la ruta; en algo me salva”, cuenta José Gutiérrez, guayaquileño que visita esta ciudad con frecuencia.

Argumenta su comentario debido a la falta de alumbrado en el punto, pero esto es otro dolor de cabeza para familias que deciden pasar la tarde en Playas.

Uno de ellos es Carlos Toala, quien pone sobre la mesa el cuestionamiento de cuál es el provecho que arroja el cobro de los peajes para la mejora de la calzada. “Con los dólares que se pagan es para tener una vía muy bien iluminada, con señalización y, claro pues, sin nada de baches. Quiero saber qué pasa”.

Una opinión similar da Diego Cevallos, conductor guayaquileño que los fines de semana va para Playas y que ya está cansado de ver el desalentador escenario. “Ojalá lo arreglen (el tramo), pero con un trabajo que dure, no parches y parches como están acostumbrado a hacer acá en Guayaquil. También ¿por qué no interviene el alcalde? ¿cómo es posible que así esté la entrada del cantón?”, cuestiona el joven.

Al respecto, este Diario se contactó con el equipo de comunicación del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) y Cvialco, para conocer qué se prevé poner en marcha en la zona, si hay una hoja de ruta para mejorar el tramo, pero hasta el cierre de este artículo no hubo una respuesta.

En un recorrido de este Diario se constató, además, que en los kilómetros posteriores de la vía, en el parterre central, la maleza llega a más y más tramos. Incluso ya en el acceso de Playas, próximo al casco urbano, el agua estancada con lodo se conjugan con más matorrales.

Pero la curva que conduce a Playas también es sinónimo, para algunos conductores, de peligro. Ya está el problema de los baches, la falta de iluminación, y la nula señalización que hace más deprimente este punto.

“Siempre ha sido un cruce peligroso, pero ahora se ha empeorado. Espero que las autoridades pasen por aquí para ver si así deciden atender”, puntualiza Clara Mora, otra guayaquileña que la semana anterior fue a pasar el día en la playa, pero lamenta que el placentero viaje tuvo su punto crítico en la oreja vial en cuestión.

La ciudadanía, asimismo, anhela un trabajo pronto en la zona, para que la ruta a Playas no se interrumpa con estos dolores de cabeza que atrofian a más y más conductores.

• La valla que se desploma

Cerca de la estación de peaje Playas, al ingreso al cantón, está una valla publicitaria que comenzó a desplomarse. Los hierros retorcidos apuntan hacia abajo, al igual que la lona desgastada. La estructura no refleja alguna publicidad, por lo que se cuestiona qué uso tiene en este punto y, sobre todo, por qué no ha sido retirada teniendo en cuenta su estado.