
Soldaditos de Dios: el albergue que acoge a niños con cáncer en Guayaquil
El albergue acoge a 200 niños que reciben tratamiento para el cáncer en el Puerto Principal
Hace diez años, un grupo de amigos con un mismo propósito decidió transformar su solidaridad en un proyecto concreto. Eran padrinos en diferentes hogares de acogida para niños con cáncer, pero al no tener control sobre la administración y manejo de los sitios, se preguntaron: "¿Por qué no hacer realidad nuestro propio sueño?". Así nació la Asociación Soldaditos de Dios, un albergue en Guayaquil que brinda un espacio digno y confortable a niños que enfrentan enfermedades catastróficas. La idea se materializó gracias a la generosidad de Sonia Tello, madre del futbolista ecuatoriano Christian Noboa, quien ofreció la casa ubicada en la ciudadela Atarazana. Desde entonces, con esfuerzo, compromiso y autogestión, el albergue ha ido equipándose poco a poco para ofrecer una mejor calidad de vida a los pequeños y sus familias.
Hoy, después de una década de trabajo ininterrumpido, Soldaditos de Dios se ha convertido en un refugio de amor, donde los niños encuentran un hogar temporal mientras luchan contra el cáncer y otras enfermedades graves.
200 niños beneficiados y sus familias
Cada año, el albergue beneficia a niños de 0 a 15 años que llegan desde distintas provincias del país en busca de tratamiento médico. La casa no solo les ofrece un techo y alimentación de manera totalmente gratuita, sino que también, en la medida de sus posibilidades, proporciona insumos médicos, pañales y aparatos de movilidad. Actualmente, tienen una base de datos de aproximadamente 200 pacientes, quienes junto a sus acompañantes suman 400 beneficiarios directos. Para ellos, contar con un lugar como Soldaditos de Dios es una oportunidad invaluable, pues muchas familias viajan desde sectores alejados y no tienen los recursos económicos para costear estadías prolongadas en la ciudad mientras sus hijos reciben atención en los hospitales.
Un equipo de voluntarios fijo
El funcionamiento del albergue es posible gracias a la mano de obra de seis miembros activos en el directorio, así como a un equipo de 15 voluntarios permanentes que apoyan en distintas actividades. Además, cuentan con un grupo de padrinos que varía a lo largo del año y que contribuyen de diversas maneras, ya sea con donaciones, acompañamiento o participación en eventos. "Cualquier persona que quiera sumarse puede hacerlo con una llamada a la administración. Nuestras puertas siempre están abiertas para quienes deseen ayudar, ya sea con recaudaciones, eventos, actividades con los niños y sus familias", señala Diana Merchán , presidenta de la Asociación.
Gracias a este compromiso colectivo, Soldaditos de Dios ha logrado sostenerse a lo largo de los años, a pesar de los desafíos económicos y logísticos que conlleva mantener un albergue de estas características. A través del tiempo, han logrado tejer una red de apoyo con diferentes instituciones, lo que les ha permitido seguir brindando asistencia a quienes más lo necesitan.
Uno de los aspectos más importantes del albergue es su modelo de autogestión, ya que no cuenta con financiamiento fijo de ninguna entidad gubernamental o privada. En su lugar, la Asociación depende de donaciones y de las contribuciones de personas e instituciones solidarias que reconocen la importancia de su trabajo. En este sentido, han establecido alianzas estratégicas con empresas como Seguros La Unión y Farmagroc, así como con instituciones educativas como Sadowinski School, que han colaborado en la adquisición de medicamentos, alimentos y otros recursos esenciales para mejorar la calidad de vida de los niños y sus familias.
El trabajo diario y el mantenimiento del albergue
A pesar de estos esfuerzos, la demanda de ayuda sigue siendo alta, y una de las mayores preocupaciones de la Asociación es garantizar que siempre haya suficiente comida para todos los niños y sus acompañantes. "Trabajamos los 365 días del año , sin distinción de nacionalidad ni procedencia. Nuestra labor depende de la autogestión y las donaciones, siendo la alimentación la mayor necesidad diaria ", enfatiza Merchán.
A lo largo de estos años, uno de los principales retos ha sido el mantenimiento del albergue , pues la constante rotación de personas genera un desgaste acelerado de las instalaciones y los artículos del hogar. La Asociación ha realizado diferentes gestiones para mejorar las condiciones del espacio, pero el objetivo a largo plazo es expandirse y llegar a zonas donde no existen albergues para niños y sus familias. "Nos esforzamos en mejorar las instalaciones de manera permanente, pero nuestro sueño es poder crecer y ofrecer ayuda a más niños que no tienen dónde quedarse mientras reciben tratamiento médico", asegura Merchán. Este es un desafío enorme que requiere el apoyo de más personas y empresas, pues sin recursos suficientes, la capacidad de atención del albergue sigue siendo limitada.
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