El Macbeth argentino de Pompeyo Audivert llega a Quito tras triunfar en Buenos Aires

Durante los días más sombríos de la pandemia, encerrado en su casa con una sensación de fin del mundo flotando en el aire, el actor, dramaturgo y docente argentino Pompeyo Audivert encontró en Shakespeare un refugio y una salida. Desde la cocina de su hogar, con una cámara casera, comenzó a grabarse recitando escenas de Macbeth, encarnando al tirano escocés como si la urgencia del texto se hubiera vuelto súbitamente personal. “Me vi envuelto en una necesidad de responder con alguna señal poética a esa situación”, cuenta. Subía esos fragmentos a Instagram sin otro propósito que mantenerse en pie. Así nació Habitación Macbeth, primero como un experimento íntimo y luego como una de las obras más resonantes del teatro argentino reciente.

La idea fue tomando cuerpo entre videos editados artesanalmente y una creciente necesidad de darle un cauce escénico a esa pulsión creadora. “Eso me organizaba internamente, me daba una razón para estar despierto, con vida”, recuerda Audivert. Cuando se levantaron las restricciones sanitarias, proyectó ese material a dos amigos. Lo que surgió fue, en sus palabras, una “catarsis colectiva”. El impulso definitivo para trasladar esa experiencia a las tablas. “Ahí entendí de qué se trataba esa etapa. Así comenzó la génesis del espectáculo”.

Desde su estreno, Habitación Macbeth se convirtió en una obra de culto. La propuesta no modifica la estructura de la tragedia original, pero la aborda desde una clave absolutamente personal. Un unipersonal intenso, en el que Audivert se desdobla en múltiples personajes y donde el texto de Shakespeare es intervenido, tensionado y vuelto a fundar. La puesta en escena, austera pero simbólica, convierte la habitación en metáfora del alma humana: un espacio cerrado y denso, donde la ambición, el poder y la culpa se materializan en cada sombra.

“La obra habla de procesos psíquicos y sobrenaturales que impelen a una persona y a una sociedad a un devenir criminal”, explica. Para Audivert, la tragedia shakesperiana no trata tanto sobre lo humano como sobre lo inhumano que se posa sobre nosotros y nos tuerce. Las brujas son para él figuras de ese mal que proviene de otra dimensión. Su Macbeth no es tanto un individuo ambicioso como un cuerpo poseído por fuerzas oscuras que lo empujan al abismo.

Tras varias temporadas en escena, Habitación Macbeth pasó al imponente Teatro Metropolitan de la calle Corrientes, uno de los más importantes de Buenos Aires. Pronto llegará también a Quito, donde tendrá una función el miércoles 18 de junio en el marco de la Fiesta Escénica de la ciudad.

Un ’piedrazo’ al espejo teatral

Más allá del argumento, lo que distingue a esta Habitación Macbeth es su concepción del teatro como ritual y como zona de exorcismo. “Creo que el teatro es una máquina que sondea la identidad y la pertenencia a una escala extracotidiana”, dice Audivert. Desde esa perspectiva, cada función es un acto de suspender la identidad, de fracturar la realidad para mostrar su carácter ilusorio. “El teatro debe ser un piedrazo en el espejo. Primero erigir un espejo, y luego romperlo para revelar que lo real es una ficción alienada”, añade.

La composición actoral que despliega el actor y dramaturgo es de una precisión casi pictórica. “La escena es como una pintura: los signos, los cuerpos, la luz, la música, todo crea una dimensión metafísica y sobrenatural”. El cuerpo del actor, solo en escena, cargado de voces, miradas y gestos que no le pertenecen, deviene médium de una experiencia que desborda el relato.

En palabras del propio autor: “Imagino un cuerpo solo en una llanura, rodeado por un círculo de piedras, con su comunidad alrededor de una fogata. Ese cuerpo, poseído por entidades de otra naturaleza, transmite una sospecha existencial”.

La recepción de la obra ha sido entusiasta y sorprendentemente amplia, un resultado que, asegura Audivert, fue totalmente inesperado. “Pensé que iba a gustar solo a un sector del teatro independiente, pero ha funcionado con todo tipo de público. Desde el inicio me propuse que fuera una obra comprensible, con profundidad pero también accesible”, admite.

Esa accesibilidad, sin embargo, no implica una simplificación. Por el contrario, la obra convoca al espectador a una concentración inusual, a una suerte de “asamblea metafísica” donde cada palabra, cada silencio, parece cargar un sentido revelador. Incluso hay momentos de humor que alivian la densidad trágica. “Lo que pasa en la sala es maravilloso, me llena de alegría. El teatro debe ser eso: un ritual poético donde recuperamos nuestra identidad esencial”, añade.

Visitar la ’Carita de Dios’

A la par de la función de Habitación Macbeth, que se realizará el miércoles 18 de junio a las 19:00 y cuya entrada tiene un costo de $15, Audivert dictará también el seminario “Volver a casa (Teatro de la fuerza ausente)”, el martes 17 de junio a las 18:00, en el Teatro Nacional Sucre. 

Los interesados deben inscribirse a través de la página web del teatro: https://teatrosucre.com. Además, el dramaturgo ofrecerá la charla de acceso libre “Teatro de la fuerza ausente: reflexiones sobre el impulso creador”, el miércoles 18 a las 11:00, en la terraza del Teatro Nacional Sucre.

Para seguir leyendo más contenido de EXPRESO, suscríbete aquí