Negocios. Desde mariscos hasta comida preparada se ofertan en las veredas de la ciudadela Huancavilca Sur.

La venta informal crece en la Huancavilca Sur

El incremento del comercio informal se ha convertido en una característica de la ciudadela Huancavilca Sur, ubicada detrás del hospital Teodoro Maldonado Carbo, del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).

El incremento del comercio informal se ha convertido en una característica de la ciudadela Huancavilca Sur, ubicada detrás del hospital Teodoro Maldonado Carbo, del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).

Desde las 07:00 hasta las 15:00 es común observar en algunas de sus principales calles, un sinnúmero de caramancheles, donde se expende al aire libre pescado, carne, pollo, jugos, bolones, encebollados, almuerzos y hasta ropa, que es ofertada a los habitantes de la zona y a quienes transitan por esta ciudadela creada hace más de 50 años.

Muchos vendedores, como Whimper Rosero, de 68 años, se ha ganado la confianza de los habitantes de las villas, debido a que desde 1987 ofrece mariscos frescos, en un puesto ubicado en la esquina de la calle Lucía Porres de Janer.

Él vive en el sector del Cristo del Consuelo (suroeste) y todos los días debe efectuar un viaje de 15 minutos hasta la ciudadela para desarrollar su jornada.

“Todos me conocen y saben que el producto que ofrezco es bueno. Algunos clientes me compran al contado y otros pasan a una lista para cancelar sus pagos a fin de mes”, señala el vendedor informal.

En cambio, Elsita Alay, de 70 años, quien vive en el sector de Las Malvinas, ubicado a pocos kilómetros de la ciudadela, todos los días improvisa en una de las veredas de la ciudadela, una minicafetería donde ofrece desayunos desde $ 1 hasta $ 3 si va acompañado con moros de fréjoles o lenteja con bistec. Lo hace desde hace tres años.

“No puedo pensar en alquilar un local porque no me alcanzaría lo que gano. Mientras tanto, debo ganarme la vida de esta manera”, manifiesta.

Algunos habitantes de la ciudadela se han acostumbrado a vivir en medio de este ambiente de feria informal, donde tampoco falta la venta de zapatos en las veredas, los carruseles y los algodones de azúcar.

María Becerra, quien habita en el lugar hace 40 años, asegura que es una ventaja tener cerca estos tipos de negocios. “Uno se ahorra tiempo y dinero. Todo lo tengo a la mano”, explica, al indicar que ella no tiene que ir al mercado para comprar pescado, ya que este lo encuentra en la esquina de su vivienda. Tampoco tiene que ir al supermercado para comprar las legumbres, porque estas también las consigue a una cuadra de donde habita.

En cambio, Marcela Cantos, considera que estos negocios interrumpen la tranquilidad de los habitantes. “Es desagradable el olor que emanan los mariscos. Además, fastidia que algunos vendedores no dejan limpio el lugar donde desarrollan sus actividades. A ello hay que sumarle el perifoneo de los productos provocando ruido y contaminación del ambiente”.

Ella indica que estos caramancheles no se justifican en una ciudadela que tiene a pocas cuadras un centro comercial (Mall del Sur), donde hay supermercados, patio de comida y muchos almacenes que ofrecen una variedad de productos. A cinco minutos también está Riocentro Sur.

Pero en la ciudadela Huancavilca Sur no todo es informalidad. También hay negocios formales que pagan sus impuestos mensuales. En su mayoría son farmacias que tienen gran demanda por estar cerca de un hospital; restaurantes que se llenan de comensales que son los familiares de los pacientes del IESS; así como tiendas, clínicas veterinarias, peluquerías, etc.