Hasta cuando Venezuela
La tragedia venezolana parece no tener fin. Cada día se irrespeta un principio o se asfixia a las personas. El gobierno de Maduro, como si nada pasase, continúa ahogando toda posibilidad de apertura política, masacrando gente e insultando a los demás países que no se alinean con sus desafueros, repitiendo sin rubor la cínica excusa de la conspiración internacional.
Esta semana, la Asamblea Nacional Constituyente, un órgano dependiente del Gobierno, por calificarlo asépticamente, no solo adelantó las elecciones presidenciales para abril de este año, sino que además, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia acaba de impedir a la Oposición de presentarse unida a los comicios adelantados. La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ha sido excluida de las elecciones. No es difícil coincidir con lo que titula el Miami Herald en uno de sus editoriales de la semana pasada: lo que sucederá en las elecciones será “Una farsa electoral”.
“Henos aquí: en la última calle de nuestra actual coyuntura histórica. Y resulta escalofriante descubrir que es una calle ciega. Pareciéramos atrapados en una emboscada perfecta. Si aceptamos ir a las elecciones presidenciales en estas absurdas condiciones, la victoria de Maduro está garantizada... Pero he aquí el chiste cruel: el régimen que tanta muerte, hambre y ruina le ha traído a los venezolanos, tiene todas las condiciones para ‘revalidarse’ electoralmente”, escribió en estos días desde el dolor de su patria, Leonardo Padrón.
El episcopado venezolano ha denunciado a la Asamblea Nacional Constituyente por inconstitucional e ilegítima, y ha recordado que la causa de toda la tragedia que vive el país “está en la implantación de un proyecto político totalitario, empobrecedor, rentista y centralizado que el Gobierno se empeña en mantener”.
Lo terrible e inhumano de esta tragedia es que parece no tener fin. “Si votamos, perdemos por trampa. Si no votamos, por ausencia”. El episcopado venezolano declara que Venezuela “vive su hora más aciaga”. “Más menguada”, concluye Padrón. Más trágica, habría que añadir con dolor.