Inmunización. A decir de la Organización Mundial de la Salud, evita entre 2 y 3 millones de muertes cada año, en todos los grupos de edad.

Las vacunas que se quedan fuera

La escena se repite en los centros de salud. Los infantes rompen en llanto cuando el médico inserta una jeringa en su brazo. Sus madres los consuelan, pero saben que es un malestar necesario, es el antídoto que evitará enfermedades y gastos económicos

La escena se repite en los centros de salud. Los infantes rompen en llanto cuando el médico inserta una jeringa en su brazo. Sus madres los consuelan, pero saben que es un malestar necesario, es el antídoto que evitará enfermedades y gastos económicos a futuro.

En Ecuador, las campañas de vacunación se iniciaron en 1976 y erradicaron dolencias como la fiebre amarilla, la poliomielitis y la rubéola, en su momento mortales.

Actualmente 16 vacunas integran el esquema básico del Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) del Ministerio de Salud Pública (MPS), que da seguimiento a la familia y benefició en el 2016 a 377.875 menores de la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón).

Con el plan se previenen las patologías de mayor incidencia y prevalencia en el país. Vacunas para la hepatitis B, poliomielitis, sarampión, infecciones causadas por el rotavirus y el neumococo y la más reciente contra el virus del papiloma (VPH), que se aplica a niñas de 9 a 11 años, constan entre ellas. Son en total 19.

Existen otros procesos de inmunización de gran importancia que no se incluyen en el programa, pero que se administran en el sector privado de acuerdo con las indicaciones de cada caso y las posibilidades de adquirirlas.

Para Iván Verduga, director del Centro Pediátrico del Omnihospital, el PAI es “bastante completo para la región, pero le hacen falta ciertas vacunas que tienen países más desarrollados”. Entre las que quedan fuera están las que combaten la hepatitis A, el meningococo y las dosis de refuerzo del neumococo (causante de otitis, faringitis y meningitis).

“Hasta diciembre de 2014 la vacunación contra el meningococo se hacía en epidemia, pero por la mortalidad y lo invalidante que puede resultar la enfermedad, se recomendó que se lo haga de forma rutinaria, de ser posible a partir del año”, explica.

El meningococo es una bacteria que provoca dolencias poco frecuentes pero graves. Se presenta como meningitis, bacteriemia, sepsis (infección generalizada) o meningococemia. Se transmite vía respiratoria a partir de la tos y estornudos. Afecta con mayor frecuencia a menores de cinco años.

Por el alto riesgo de secuelas irreversibles, el director técnico del Hospital de Niños Roberto Gilbert, Alfredo Robalino, recomienda aplicar la vacuna por prevención. En el sector privado lo hacen siguiendo el esquema de vacunación de la Academia Americana de Pediatría.

Igual opina Pedro Palacios, docente de Ciencias Médicas en la Universidad de Guayaquil. Dice que administrar la vacuna depende de las condiciones epidemiológicas del país y de los casos existentes, pues la bacteria tiene cepas diferentes y efectos distintos.

Desde siempre las vacunas, que surgieron para combatir la viruela, se elaboran a partir de agentes infecciosos tratados e inactivados para eliminar su capacidad de producir enfermedades y así estimular la acción protectora del sistema inmunológico.

A juicio de Robalino, el refuerzo contra la tos ferina, que los médicos privados colocan al paciente hasta los nueve años y no hasta los cinco, según muestra el esquema del PAI, es otra de las dosis que aplica por el resurgimiento de pacientes con síntomas.

En el 2013, 242 casos sospechosos y 19 confirmados se registraron en el Roberto Gilbert.

Sobre la introducción de estas u otras inmunizaciones, Juanita Freré Franco, responsable de Estrategias de Vigilancia a la Salud Pública de la Zona 8, se limitó a decir que aumentarán según lo determinen el país, la Organización Panamericana de Salud o las necesidades. “Los motivos de consultas en los hospitales pueden hacer que determinada vacuna se incluya o modifique”, precisó a EXPRESO.

Programas de vacunación en otros países

La Organización Mundial de la Salud, en un informe de cobertura vacunal del año 2015, establece seis vacunas de cobertura global. Destacan la DTP3 (difteria, tétanos, tos ferina), que llega al 86 % de la población, al igual que la de poliomielitis; y las vacunas contra el sarampión, la hepatitis B, el neumococo y el rotavirus, que llegan en menor proporción.

En países como Estados Unidos, Canadá, Japón, Tailandia, Argentina y Chile, a decir de Verduga, existen planes masivos que incluyen las vacunas contra el meningococo, la hepatitis A, la tercera dosis contra el rotavirus y la cuarta contra el neumococo. Con respecto al meningococo, Chile, Estados Unidos y Cuba también se protegen aplicando vacunas contra los tipos A, C, Y y W135.

Incidencia de enfermedades y precios de vacunas

Unas 650 millones de personas en el mundo padecen hepatitis B. En Guayaquil, la vacuna para evitarla la ofrece el sector público y privado.

En cuanto a la inmunización de la hepatitis A, que no se cubre de forma rutinaria, por ser una “enfermedad relativamente benigna que solo en el 2 % de los casos se complica”, según el pediatra Iván Verduga, debería ser otorgada de forma masiva por prevención. “Quien la padece puede gastar hasta $ 300 en tratamientos. Con una vacuna, que cuesta alrededor de $ 50, se ahorraría el problema”, explica.

En Guayaquil, la vacuna contra el meningococo oscila entre los $ 100 y $ 110, según el distribuidor. Las dosis contra el papiloma, que las asume el sistema público de salud, cuestan a nivel privado $ 170.