Urbanidad, moral y civica

La crisis de valores que vivimos no solo es de malas costumbres domésticas, como desaseo, chabacanería, malos hábitos, sino envidia, ingratitud, deslealtad y falta de honradez, dignidad y respeto.

Prevalecen: corrupción, mentiras, procacidad, chamuchina, traición y demagogia.

El Manual de urbanidad y buenas maneras de Carreño (Manuel Antonio: 1812-1874), hermano de Simón Rodríguez, mentor del Libertador Bolívar, sentó las reglas del buen vivir.

En el Libro de los Oradores, Timón (vizconde de Cormenin, Barcelona, 1861) dice: “No afectéis con una falsa modestia ni un desdén soberbio. No seáis humilde ni altivo, sino veraz”.

“Si el que os precedió fue grave, sed gracioso; si fue gracioso, vos sed grave. No siempre es grato escuchar el mismo tono. Exigir el deber y las obligaciones para merecer el derecho. Ser imparcial en los juicios para dignificar su cargo”.

“El combate a la anarquía, a la dictadura y a la imposición será el punto básico de su actuación. Criterio y buen juicio le merecerá el respeto y estimación del pueblo”, dice Timón.

El 13 de noviembre de 2012 El Comercio de Quito publicó esta carta del Ing. Marco Argüello Ruiz: “...hasta 1957 estudiábamos estas materias que nos enseñaron el buen vivir dentro de la sociedad; lo que sí sé es que el ilustre Rómulo López Sabando, diputado por Guayas (1990), presentó un proyecto de ley que imponía la enseñanza obligatoria de urbanidad, moral y cívica, en escuelas, colegios y universidades. La ley quedó en el limbo durante la Presidencia de Rodrigo Borja, pero con Sixto Durán-Ballén se logró su aprobación y publicación en el Registro Oficial en 1992. Nadie ha sido capaz de cumplir con esta ley por desconocimiento o ignorancia de las autoridades competentes”. Agradezco al Ing. Argüello recordarlo.

Pero, ¿por qué Rodrigo Borja no promulgó ni publicó la ley? Yo pedí al presidente Sixto que actúe. E inmediatamente la promulgó y publicó en el Registro Oficial.

Fui condecorado (1990-1992) por educadores y entes culturales y sociales.

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