Trapos sucios
Tradicionalmente, la relación entre los vigilantes y sus observados no es fácil; por el contrario, es normalmente tensa debido a que el ser humano por naturaleza tiende a seguir su patrón de conducta, sin pretender adaptarse a lo que su vigilante espera de él.
Ya saltó el primer encontrón en el Consejo de la Judicatura por denuncias de supuestas incidencias en la decisión de determinados jueces. Personalmente, conozco los antecedentes profesionales y académicos de directivos del Consejo de la Judicatura y sobre estos no hay ningún tipo de duda. Esperemos que por el bien de nuestro país las situaciones que se discuten y denuncian acaloradamente, lleguen a buen puerto.
Si bien se deben realizar todas las investigaciones necesarias para esclarecer los hechos denunciados, hay algo que es irrefutable: los trapos sucios se deben lavar en casa para lograr que los cambios en nuestro sistema judicial se sientan, y este tono de rencillas públicas, lamentablemente, no coadyuva en nada. De ninguna manera se debe proyectar la imagen de que se trata de la muda de piel de una culebra, la cual sigue siendo tan escurridiza como antes y adornada por las mismas mañas y vicios.
No podemos tapar el sol con un dedo. La justicia en el Ecuador ha estado regida por caprichos, antojos y otros oscuros menesteres que generan desconfianza en locales y externos. No son pura casualidad los fallos internacionales condenatorios que nuestro país está recibiendo. Estos antecedentes nefastos y escándalos bochornosos al más alto nivel judicial no nos harán el camino fácil para todas las disputas legales internacionales que están por venir, tanto en el ámbito comercial, como en el de los derechos humanos. Esta herencia de sentencias en contra del Estado, dejada por el gobierno anterior como responsable por “denegación de justicia”, trae como consecuencia que luego todos los ecuatorianos paguemos estos millonarios errores.
Esperemos que ocurra el cambio de fondo del sistema judicial y no un simple cambio de nombres, con la misma cultura del interés y la prebenda.