
El terrible manchon de los Olimpicos Montreal 1976
El suceso se produjo en la disciplina del Pentatlón moderno, actividad que tiene una historia de más de 900 años y que se creó con especial dedicación para atletas militares.
Como dato anecdótico, en esta disciplina el general norteamericano, George Patton, héroe de la Segunda Guerra Mundial, participó en los Juegos Olímpicos de Estocolmo en 1912, cuando tenía 26 años, y terminó en quinta posición.
Los deportes con que se compiten en el Pentatlón son tiro al blanco, natación, esgrima, equitación y carrera en pista.
Los equipos de la antigua Unión Soviética, siempre fueron poderosos en esta actividad, ganando plata en México 1969 y finalmente el oro en Múnich 1972.
El asunto central de nuestra crónica es Montreal 1976. Del equipo soviético su principal deportista era Boris Onischenko. En la final de ese año se enfrentaba al equipo inglés. Ahí fue cuando Onischenko consiguió en esgrima, vencer a dos rivales, que al ser tocados por la espada encendieron las luces en el “peto”, que le daban el triunfo al ruso. Como aseguraban que no habían sido tocados, se pidió examinar la espada de Onischenko y fue entonces que saltó el tremendo “manchón” de estos Juegos.
Onischenko colocó en el mango de su espada una batería, y un botón, que se juntaban a un intrincado cableado, que lograba en el momento de pulsar el botón, que la luz de su rival se encendiera dando a entender que había sido tocado.
Todo el equipo soviético fue descalificado y Onischenko recibió el apodo de el ‘tramposo’. Al día siguiente fue montado en un barco carguero y devuelto a Rusia, en donde fue despojado de todas sus medallas, grado militar y condecoraciones. Se supo posteriormente que había sido enviado a Siberia, a trabajar en una mina en las peores condiciones de salubridad.
No se sabe más de él, y solo quedó el recuerdo de un ofensivo apodo, el ‘tramposo’.