En Las Tejas, la seguridad tiene el costo del encierro
7.000 dólares se invierte en el pago de los guardianes. El dinero sale de las cuotas de los moradores.
Dos grandes puertas de metal, una ubicada en la avenida 25 de Julio y otra en la Domingo Comín, impiden el paso a personas y vehículos desconocidos que intentan ingresar sin documentación a la ciudadela Las Tejas, situada en el sur de la ciudad.
Cuatro guardianes apostados en cada uno de los accesos piden la cédula, preguntan a quién van a visitar, el nombre o villa de la familia, antes de permitir el acceso al desconocido.
Hace ocho años, los moradores de Las Tejas decidieron implementar sistemas de seguridad, para evitar los robos que allí se daban con frecuencia. Los resultados han sido positivos, dicen los moradores, aunque para ello hayan tenido que pagar “el costo del encierro”.
Mediante rifas, concursos, cuotas mensuales lograron reunir para hacer el cerramiento y construir los dos portones a los que les instalaron bocinas de ruidos que alertan un robo. Además, abrieron dos accesos para peatones, por el lado de la avenida Domingo Comín.
La diferencia entre antes y ahora la describe Raúl Rodríguez, presidente del comité de la ciudadela Las Tejas, quien habita en el lugar hace 25 años.
“Aquí no se podía salir a caminar ni a correr por las peatonales porque nos asaltaban”, indica el dirigente, quien reconoce que se ha mejorado en un 90 % la seguridad, luego de implementar el cerramiento y colocar las cámaras.
Habitantes consultados por Diario EXPRESO coinciden que con esta medida ha vuelto la tranquilidad a la ciudadela.
“Ahora puedo salir a la vereda o conversar con los vecinos. Antes, todos teníamos que entrar temprano a las casas porque otras personas que venían de sectores cercanos armaban balaceras”, comenta Jorge Naula, dueño de una despensa.
La ciudadela tiene 340 viviendas, tiendas, gabinetes de belleza, restaurantes y hasta un colegio. Cada familia cancela mensualmente $ 25 por custodia de vehículo, guardianía permanente y rondas que se realizan por las villas. Pero, no todos colaboran con la alícuota.