La tarea municipal
Circula una publicación originada en la Municipalidad de Guayaquil que con gráficas a todo color muestra sintéticamente la enorme tarea cumplida por la Alcaldía de Jaime Nebot.
Uno se sorprende muy gratamente al ver cuánto ha hecho esa Alcaldía con recursos que no han sido multimillonarios, sino con la inversión ajustada, defendida por el personero municipal para dar más y mejor asistencia a los ciudadanos de Guayaquil.
Simplemente se siente satisfacción al ver esa obra, ejecutada con los recursos municipales, sin incrementar los tributos y más bien, disminuyéndolos para dar satisfacción sin exigir grandes sacrificios.
Agua potable, alcantarillado, pavimentación para los sectores marginales, transporte, educación, urbanismo, cultura, deporte, innovación con las últimas tecnologías, puertos, terminales aéreos y terrestres, distracción para anchas capas sociales con playas artificiales, juegos infantiles y por último hasta una rueda moscovita, de las más altas, instalada en el Malecón 2000, que ya no debería identificarse con un número, sino con el nombre de quien lo concibió y construyó, como tampoco el Malecón del Salado debe llevar este nombre toponímico, sino uno personal, honrando el nombre de quien lo hizo y lo mantiene como un bello paseo.
Es plausible cuánto ha hecho Nebot por su tierra sin castigar con impuestos y exacciones a los guayaquileños.
Y más sorprendente aún es pensar cómo el odio impidió que lo hecho en Guayaquil se hiciera en todo el Ecuador, sin precipitar al país en las grandes crisis de antes y de ahora.
Concluirá su mandato en el año 2019 y, según lo ha reiterado, no persistirá en la función pública y se retirará a su vida privada y familiar.
Tiene derecho al descanso luego de largos y fructíferos años de servicio público, pero hay una preocupación ciudadana y es que quien lo suceda debe continuar la obra municipal con el mismo o mayor empeño aun, porque como ha dicho Nebot, el progreso de Guayaquil no debe detenerse.
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