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Relaciones EE. UU.-China 2019

A lo largo de 2018, gran parte de Asia se vio sacudida por la nueva y cada vez más impredecible dinámica en las relaciones sino-norteamericanas. ¿Se cambió un compromiso estratégico” de EE. UU. con China por una “competencia estratégica”?. Hace un año las economías y los mercados de EE. UU., Europa y China bramaban.

Hoy hay profunda inestabilidad en los mercados financieros, el crecimiento se desacelera en China y Europa y las tasas de interés más altas ya están empezando a tener efecto en EE. UU. La incertidumbre por el futuro de las negociaciones nucleares con Corea del Norte también ensombrecen el panorama. ¿Cuáles son las perspectivas para las relaciones China-EE. UU. en 2019? Es probable que para marzo haya un acuerdo en cuanto a reducción del déficit comercial bilateral y las decisiones en materia de importación que tomará China para llevarlo a cabo.

Un acuerdo sobre reducciones arancelarias para entonces también es posible, aunque su complejidad puede extender el cronograma. Una estrategia donde se analice arancel por arancel podría llevar un año. Pero si los reformistas económicos chinos adoptan una estrategia más drástica, comprometiéndose a aranceles cero con el tiempo y desafiando a los norteamericanos a corresponder, podría concluirse más rápido. Pero esto iría en contra de décadas de entrenamiento de los burócratas comerciales chinos de ofrecer poco, o de no ser vistos como que dan todo de una vez.

Tal vez EE.UU. simplemente necesite superar a China aumentando la inversión pública en investigación y desarrollo en los sectores de la tecnología de la información y de la biotecnología. No deberíamos descartar la posibilidad de que China también ofreciera discutir reformas arancelarias con la comunidad internacional más amplia. Un compromiso drástico de aranceles cero con el tiempo con EE. UU. y todos los Estados miembro de la OMC representaría una oportunidad casi irresistible para que China defendiera el libre comercio global y frenara la tendencia hacia el proteccionismo, pues cuando ve una apertura política y de mercado, China puede ser considerablemente dinámica.

En el frente más amplio de la política exterior y la seguridad, es probable que China en 2019 “evite conflictos” en sus relaciones con otros países por los desafíos estratégicos centrales planteados por EE. UU. y quiera disminuir tensiones con la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático con respecto al Mar de China Meridional a través de la negociación acelerada de un “código de conducta”. Es probable que tenga una relación más tranquila con India, tras la cumbre bilateral en abril. Y tal vez comience a moderar su postura sobre Taiwán.

Es factible que China consolide y expanda su rol dentro de las instituciones existentes de las NN. UU. y Bretton Woods, y no en nuevas instituciones de gobernanza internacional. Y probablemente siga siendo el nuevo paladín de la OMC, a la vez que sustente su postura sobre el cambio climático global. En tanto China busca re-estabilizar su relación con EE. UU. y aliviar las tensiones en sus relaciones más allá de EE. UU., es probable que sus líderes utilicen 2019 para formarse un criterio más profundo sobre el futuro de la política estadounidense: el impacto de la investigación Mueller en Trump y su administración, y si un nuevo presidente en 2020 (o antes) de alguna manera cambiaría la nueva estrategia estadounidense en ciernes.

Kevin Rudd

Ex primer ministro de Australia, es presidente del Asia Society Policy Institute en Nueva York.