Reactivar la vida portena

Cada vez más, las ciudades modernas se desarrollan privilegiando los espacios para los automóviles, olvidando que su eje central debe ser el ciudadano. Guayaquil sigue esa tendencia y se está afectando su habitabilidad. Poco a poco ha ido dejando atrás el modelo urbano colonial europeo de manzanas, para adoptar el anglosajón contemporáneo de zonas especializadas de crecimiento lineal. Así, después de haber sido la ciudad del bulevar -que era el punto de encuentro de los guayaquileños-, se está convirtiendo en una urbe de grandes asentamientos privados, aislados en sí mismos, con escasa interacción entre sus habitantes. La emblemática avenida va quedando como vestigio de lo que fue ese otro tipo de vida que se llevaba en el Puerto, en la que se frecuentaban los salones y fuentes de soda, y donde las largas tertulias eran las protagonistas del quehacer social del siglo pasado.

Son los espacios públicos los que dan lugar a la interrelación de los ciudadanos. Sin embargo, un estudio reciente demuestra que los promotores inmobiliarios no están contemplando esta necesidad de convivencia social y la dejan de lado a la hora de planificar el desarrollo urbanístico en las nuevas zonas de crecimiento de Guayaquil. Pero esa agradable vida ciudadana de otros tiempos puede ser rescatada. Las municipalidades de Guayaquil y sus cantones colindantes deben establecer una estricta regulación a la hora de aprobar los proyectos habitacionales y comerciales, exigiendo la incorporación de áreas verdes y de uso común amplias, cómodas y resguardadas, y ejerciendo un mayor control del cumplimiento de estándares internacionales, como número de plazas de estacionamiento, rampas para personas con discapacidad, límites de emisión de ruidos y gases contaminantes, caminerías para peatones, árboles por habitante, etc. Asimismo, en su calidad de prestadores de servicios, los GAD deben proveer la infraestructura necesaria y adecuada, tales como pasos peatonales funcionales, ubicados en las zonas de mayor concentración comercial, específicamente en los puntos de alta circulación peatonal (al pie de centros comerciales, escuelas y hospitales); distribuidores de tráfico que favorezcan la fluidez del tránsito vehicular y estacionamientos públicos accesibles.

La ciudad ha experimentado un notable repunte de su oferta gastronómica y de entretenimiento. Junto a un entorno seguro y ordenado se podría apostar por una inminente reactivación de la vida porteña.