Hasta los negocios de comidas preparadas resultaron afectados con el cierre de la avenida de las Américas. Los administradores esperan que esta situación mejore pronto, o si no deberán cerrar.

El puente caido sube las distancias y baja las ventas

Sin buses ni el servicio de la Metrovía, que ha sido desviado a una ruta provisional, la única forma de llegar es caminando.

A paso acelerado y sin soltar la mano de su nieta, María Angulo trataba ayer de llegar puntual hasta su trabajo en la ciudadela Modelo, detrás del estadio homónimo. Eran las 8:45, y desde la avenida de las Américas, frente al coliseo cubierto Voltaire Paladines Polo, tenía que recorrer unos 500 metros más.

En ambas era evidente el cansancio debido a la caminata de un kilómetro, aproximadamente, que ya llevaban desde el sector del cementerio general, donde las dejó un alimentador de la Metrovía.

Quienes por diversos motivos deben dirigirse hacia la avenida de las Américas están obligadas a cumplir un similar trajín, desde que colapsó uno de los pasos a desnivel de la vía, frente al Cuartel Modelo de la Policía, a consecuencia del terremoto del pasado 16 de abril.

Sin buses ni el servicio de la Metrovía, que ha sido desviado a una ruta provisional, la única forma de llegar es caminando.

Es el caso de Jéssica Rugel, quien camina desde las calles Manuel Galecio y Los Ríos para llegar a su trabajo, en la Universidad Laica.

El retorno es igual para Jéssica, al menos hasta que permanezca cerrado el puente de la intersección de las avenidas de las Américas y Kennedy, que será habilitado cuando se cumplan los estudios estructurales y el posterior reforzamiento.

La Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) desplegó personal de 6:00 a 22:00. El pedido de los peatones es que la Policía realice patrullajes en las rutas establecidas, especialmente durante la noche.

La suspensión de la circulación también afecta al comercio y a otras entidades. Un supermercado, una veintena de locales comerciales, una universidad, un hospital, un cuartel policial y dos colegios grandes forman parte del entorno.

Luis Rodríguez abrió ayer el local de colchones que administra con la esperanza de que “en algo mejoren las ventas”.

Antes del colapso del puente asegura que comercializaba un promedio de tres colchones diarios. Ahora esa cantidad es la que ha vendido durante los últimos 10 días.

En igual dilema se encuentra el restaurante que abrieron hace siete meses los esposos Johnson Espinoza y Alexandra Borja. Hasta las 9:00 de ayer tuvo un cliente, cuando por lo regular atienden a veinte.