Organizadoras.  Patricia Campoverde de Espinoza, María Dolores Ycaza de Grijalba y Gina Centeno Henk, ultiman detalles para el evento de hoy.

Una prueba de que las amigas del colegio lo son para siempre

Hace tres décadas, eran unas adolescentes que revoloteaban por los salones de su querido colegio. En su mundo, repleto de rock latino y pop, la única preocupación era cumplir con las tareas y estudiar para los exámenes finales. Estaban por graduarse.

Hace tres décadas, eran unas adolescentes que revoloteaban por los salones de su querido colegio. En su mundo, repleto de rock latino y pop, la única preocupación era cumplir con las tareas y estudiar para los exámenes finales. Estaban por graduarse.

Entonces, vino la ceremonia y culminaron sus estudios en La Dolorosa junto con esos sueños y alegrías, típicos de las bachilleres recién tituladas. Ahí, entre esas estudiantes, estaba ella: ‘Mechita’, o Mercedes, aquella joven “bonita, estudiosa y muy animada”, recuerda Gina Centeno Henk, su excompañera. “Imagínate, fue hasta la portaestandarte del colegio”.

Y aunque su contacto se perdió con el tiempo, los valores de esas exestudiantes siguen intactos. Por eso, cuando alguna de ellas supo que ‘Mechita’ deambulaba por las calles en Guayaquil, literalmente como una mendiga, se movieron a ayudarla sin importarles las murallas que supone sacar a alguien de la extrema indigencia. Las redes sociales dieron otra mano.

Primero, había que localizar a su familia, lo que no fue fácil, para que les dieran permiso de llevarla a un centro de asistencia y otras tantas diligencias, como el convencerla a su misma amiga de cambiar de hábitat. En ese ínterin detectaron que ‘Mechita’ padece de una esquizofrenia de tercer grado, que al parecer se encandiló por esos golpes que a veces da la vida... “Su esposo la dejó, se volvió a casar, pero luego perdió a sus padres de cáncer y eso al parecer la marcó”, dice Centeno, quien cuenta que su amiga tiene, paradójicamente, una casa en La Alborada, donde habita algún familiar.

La ayuda también ha venido del MIES (Ministerio de Inclusión Económica y Social).

Para seguir financiando sus gastos, ellas no paran de organizar eventos. Hoy, justamente por hacer honor a los viejos tiempos, y a la solidaridad que las une por su excompañera, organizaron una fiesta ochentera. Lo que quieren es reunir para financiar sus medicamentos y hacer sostenible su tratamiento. Además de cobrar por la entrada, venderán bebidas y cosas de piqueo. Es tanto el afán por ayudar que un par de excompañeras vendrán desde Estados Unidos a participar. Ellas traerán objetos para rifar.

Desde que sus excompañeras la ayudan, ‘Mechita’ “está bien, ha engordado”, dice Judith Quinde, una enfermera de la casa de salud donde reside.

Las que fueron compañeras de La Dolorosa han probado que su amistad resiste al tiempo y que se tienen la una a la otra, cuando lo necesitan, así como cuando ayudaron a ‘Mechita’, quien alguna vez estuvo en el medio de esas estadísticas del INEC que revelan que, en el país, la extrema pobreza multidimensional pasó del 26,6 % al 14,8 % en siete años.