La playa

Para la costa ecuatoriana es temporada de playa. Los hogares visitan los kilómetros y kilómetros de playas paradisiacas, que compiten con las de cualquier otro país del mundo, con temperaturas consideradas estivales por cualquier visitante de más ‘allacito’, en los hemisferios norte y sur.

Aunque poco o nada se comenta en la calle, Ecuador ranqueó por enésima vez entre los 5 mejores destinos del mundo para retirados. Esto, según International Living, principal autoridad en la materia. En 2018 Ecuador quedó en el puesto 4, una desmejora que habría que analizar, pues llegó a estar primero.

Me pregunto cuánta riqueza está flotando por ahí disponible para invertirse en Ecuador traída por retirados o por visitantes dispuestos a pasar unas cuantas semanas con nosotros. No menciono a la Sierra ni al Oriente, peor a Galápagos, joya de la corona, aunque en el fondo bien está identificado nuestro mayor diferenciador ante el mundo: la diversidad de ecosistemas en tan poca distancia.

Como soy costeño, visito cuando puedo la playa. Camino y encuentro basura, basura y más basura. No veo ni un tacho. No encuentro una consistencia en la oferta para el visitante, que lo guíe de una experiencia a otra: el restaurante, el mirador, la playa escondida, el descanso para sentarse y conversar, el bar, el hotel o departamento disponible. Todo el mundo jala para su lado y como no hay operadores turísticos (como los hay en Quito y Galápagos), no existe salsa que aúne y potencie tantos esfuerzos aislados.

El plan de gobierno con el que Lenín Moreno ganó provoca sentimientos encontrados: persisten las taras ideológicas que convirtieron al correísmo en lo que fue, pero también hay dos cosas importantes: se propone impulsar sin tanta absurda condición como otrora a dos industrias que permiten atraer divisas, la agroindustria de exportación y el turismo. Aún cuando le quitaron el subsidio al combustible industrial y sin llorar como taxistas, es solo gracias a la agroindustria que la balanza comercial no colapsa; pero en turismo está todavía todo por hacerse.