ESCEULAS Y COLEGIOS
La preocupación de los padres de familia por un eventual contagio de sus hijos es constante.MIGUEL CANALES

Pese al repunte, volver a las aulas virtuales no es opción

Las instituciones educativas defienden la presencialidad. Han activado varios protocolos de bioseguridad. Aseguran contar con la colaboración del alumnado

Las aulas se blindan y los representantes de los alumnos se comprometen a colaborar, todo sea por no volver a la modalidad virtual que causó un desfase que aún intenta resarcir. Según las cifras y el ministro de Salud, José Ruales, el país registra “un rebrote, una nueva ola de COVID-19”, registrando, durante las últimas cuatro semanas, más de 8 mil nuevos casos de infección. Es por eso que, según Ruales, la nueva meta del Gobierno es, hasta septiembre próximo, vacunar al 90% de la población con la tercera dosis.

Estas cifras han sido traducidas por los padres de familia como “una ola de gripe” que los tiene expectantes y preocupados, pero que aún así no los lleva a escoger la virtualidad como medida de bioseguridad permanente para sus hijos.

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“Pareciera que es una ola de gripe que hay. Y si es COVID los síntomas se van en unos días. Ya no se sabe qué mismo es. Aunque igual preocupa, porque si hay muchos niños enfermos, las autoridades pueden disponer que los niños vuelvan a clases virtuales, y eso solo los atrasa”, dice Samantha, madre de Emiliano y Alejandro, quienes presentaron síntomas gripales durante la primera y segunda semana del mes de julio, acompañado de vómito.

Para los expertos, evitar los contagios por COVID-19 y de otros virus en las aulas es, incluso, más fácil que en la población adulta, porque son estos grupos “los que mejor acatan las medidas de bioseguridad”. Así lo sostiene el médico Esteban Ortiz Prado, investigador principal de la Universidad de las Américas (UDLA).

El daño de no ir a clases es mucho mayor que los contagios. No es necesario ir a clases virtuales, solo hay que conocer como se evitan los contagios de COVID entre los niños.

Esteban Ortiz, investigador en la Universidad de las Américas 

“A mí no me preocuparía la ola de COVID-19 en las escuelas, porque el daño de no ir a clases es mucho mayor a los contagios”, sostiene Ortiz y asegura que lo único que se puede hacer para prevenir nuevos contagios es que las escuelas cuenten con buena ventilación, mascarillas para los niños y tener agua corriente a disposición para el constante lavado de manos. Como también la colaboración de los padres de familia para que no envíen a clases a sus hijos si están enfermos.

Medidas que han implementado, en su mayoría, los centros educativos, según Martha Córdoba, presidenta de la Federación de Establecimientos de Educación Particular Laicos (Fedepal), quien contrasta el repunte de contagios con la negativa de los padres de familia de volver a clases virtuales.

Defendemos la presencialidad por la riqueza psicoemocional que trae, los padres también lo consideran así porque saben que no es bueno que los chicos vuelvan al confinamiento.

Patricia Ayala, rectora del Liceo Panamericano
03072022 COLEGIO OTTO (8445135)

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“Todos estamos colaborando para que esto (las clases virtuales) ni si quiera sea una opción. Por eso se ha activado el protocolo sanitario en todas las instituciones educativas. Por ejemplo, si el niño tiene síntomas gripales le pedimos a los papitos que lo lleven a casa y lo traigan cuando el menor esté recuperado”, detalla Córdoba.

Otra de las medidas de bioseguridad que se ejecutan es la “burbuja segura”, que consiste en trasladar de manera momentánea y preventiva a un curso a clases virtuales, tras detectarse más de tres casos de COVID-19 entre sus estudiantes. Así se aplica en el Liceo Panamericano, donde su rectora, Patricia Ayala, asegura tener la situación bajo control. Aunque acepta que se hayan reportado casos, detalla que el protocolo de bioseguridad y la corresponsabilidad que hay entre el alumnado, el área administrativa y los padres de familia ha permitido que, hoy por hoy, sean pocos los casos registrados en la población estudiantil. Ayala expone que la institución que representa “defiende la presencialidad por su riqueza psicoemocional”.